Punto de vista de Celeste
El mes de diciembre en la ciudad N era muy frío. La espesa nevada cubría toda la ciudad, convirtiendo una noche ya de por sí gélida en una mucho más solemne y fría. Sin embargo... dentro de la suite presidencial de un hotel de cinco estrellas, el calor estaba al máximo en el momento en que permití que Alonso Ramos me besara.
—M*erda. Hueles muy, muy bien…
Lo escuché susurrarme al oído mientras me acariciaba el cabello con su nariz. Mis manos envolvieron su cuello de manera automática cuando comenzó a besarme en los labios y soltó un jadeo, y luego un gemido bajo y gutural.
Aunque me costó un poco acostumbrarme a tenerlo en mi boca y establecer un ritmo... Sus chillidos de placer sin censura me sirvieron de motivación para seguir. Nunca antes había experimentado algo así y no sabía muy bien por qué me resultaba tan atractivo.
Me besó de una forma con la que pretendía someterme ante él... y entrelazó sus dedos con los míos sobre mi cabeza mientras lo hacía. Me estaba entregando por completo a alguien que no conocía mi verdadero yo. No obstante, la forma en que él me hacía sentir me hizo darme cuenta de que no debía tener miedo.
Pasó a mi mandíbula, haciéndome cosquillas con su barba corta mientras me besaba el cuello y la clavícula. Cuando yo estaba en la secundaria... por casualidad escuché a mi vecina hablar con sus amigas sobre su primera vez y dijo que las primeras veces siempre dolían como una que no se podía ni imaginar.
Sentí que apartó su cuerpo del mío y, como si hubiera percibido mi preocupación, me sujetó la cara y me dio un beso lento, pero apasionado. Después de esto, me observó con una mirada penetrante, lo que hizo que mi ritmo cardíaco se acelerara.
Entonces comenzó a chupar la piel de mi cuello. Su acto me provocó una mueca de agonía, pero el placer que me estaba proporcionando superaba a la incomodidad que sentía. Después, me bajó el vestido con un movimiento rápido, dejando al descubierto mis pechos y mi vientre. En cuanto me miró así, el calor empezó a invadir mi rostro. Nunca había expuesto estas partes de mí a nadie.
—Por Dios, Leticia... Eres hermosa… —dijo entre gruñidos y me sonrojé aún más.
Un grito ahogado salió de entre mis labios cuando se inclinó y metió mi protuberancia rosada en su boca.
—Alonso... —gemí.
Esta sensación era muy cruda y su rareza me hizo temblar con las nuevas sensaciones que me consumían. Su lengua jugó con mi p*zón, lamiéndolo, chupándolo y recorriéndolo en círculos. Sin detener su boca, amasó mi otro pecho, que encajaba a la perfección bajo su enorme mano.
Cerré los ojos con fuerza mientras entrelazaba mis dedos entre sus espesos mechones de cabello color chocolate, tirando de ellos a la vez que comenzaba a corear su nombre en silencio. Me pellizcó mi protuberancia, lo que provocó que soltara un grito ahogado en respuesta. Los siguientes instantes los pasé con él lamiendo uno de mis pechos mientras le daba al otro el mismo nivel de placer.
Cuando dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirarme, yo ya había empezado a jadear con dificultad. Si esto era una especie de juego previo, no tenía ni idea de cómo iba a sobrevivir a lo que seguía. Sin embargo, mientras contemplaba sus cristales de un tono azul cobalto, me di cuenta de que aún no habíamos terminado. No había forma de que pudiera apagar el fuego del deseo que ardía en su mirada.
Se levantó la camisa por la cabeza y se la quitó... No pude evitar sentir envidia de mi hermana, Leticia. Su novio era muy guapo, con un cuerpo perfecto, unos hombros anchos, y un pecho y unos abdominales tonificados. Era magnífico e impresionante, demasiado sexy...
Luego volvió a ponerse a mi altura y me plantó un beso apasionado en los labios.
—¡M*erda! —maldijo, y sentí su aliento caliente y dulce mientras hablaba en mi boca—. Pídeme que me detenga, bebé…
Los latidos de mi corazón se aceleraron en respuesta a su voz ronca, que daba la impresión de que intentaba controlarse, pero fracasaba de manera miserable. Fue en este instante cuando, si hubiera querido, debería haber puesto fin a lo que fuera que estábamos haciendo.
Mis pensamientos regresaron a los momentos en los que era más joven y me preguntaba cómo iba a experimentar todas las primeras veces que me esperaban a lo largo de mi vida. Mi primera vez... mi primer beso... mi primer amor...
Pensaba reservar todas mis primeras experiencias para un solo hombre caballeroso. ¿Sería la persona con la que acabaría casándome?
No pude evitar mirar al sujeto frente a mí, que me miraba con tal ferocidad que me estaba provocando náuseas. Él había sido mi primer beso... y sería mi primera vez... pero no mi primer amor... porque él era el novio de mi hermana gemela y pensaba que yo era ella. Pensaba que era Leticia a la que estaba besando y con la que estaba a punto de hacer el amor.
—M*erda, Leticia... ¡Pídeme que me detenga! —gruñó impaciente, pero negué con la cabeza.
—No... —susurré, lo que casi sonó como un grito.
Necesitaba hacerlo, necesitaba el dinero para mi madre enferma. Rodeé su cuello con mis brazos, lo atraje hacia mí y enterré mi cara en su hombro.
—No te detengas... —le supliqué—, te necesito, por favor...
Estas oraciones eran justo lo que él necesitaba para descargar su deseo por mí porque, después de decirlas... volvió a destrozarme la boca antes de deslizar sus labios por mi cuello y la zona entre mis pechos hasta bajar a mi vientre. Se detuvo cuando llegó debajo de mi ombligo, donde comenzaba mi vestido.
Cuando arrastró mi vestido aún más abajo y me lo quitó bajo los pies... provocó un violento latido dentro mi pecho. Para este momento, yo estaba casi desnuda frente a él, salvo por el hecho de que todavía llevaba puesta mi ropa interior. Él se dio cuenta de esto... y entonces sonrió con suavidad, lo que me hizo sentir que estaba a punto de desmayarme. Se sintió como una eternidad mientras tiraba de mi ropa interior hacia abajo... muy, muy despacio con sus dientes. Además, la forma en que su nariz rozaba mi piel me hizo gemir.
Una vez que me quedé desnuda por completo, no pude evitar cubrir la parte más íntima de mi cuerpo con mis manos, apartando la mirada de él. ¿Esto era lo correcto? ¿Estaba bien tener s*xo con el novio de mi hermana?