"Ah, eso duele ..."
"¡No te muevas!"
"Ya no quiero, ¡Detente! Ah ..."
......
Wendy Lim abrió los ojos y al sentir un extraño dolor en todo su cuerpo, se dio cuenta de que no había sido un sueño. Se dio cuenta de que se encontraba en una suite de un hotel, y que ya era de día por la luz que atravesaba las ventanas iluminando la alfombra y la cama desordenada. ¡Se había acostado con alguien la noche anterior!, pensó automáticamente al ver toda su ropa tirada en el suelo.
Wendy se agarró la cabeza e intentó recordar lo que sucedió la noche anterior. Ella había conseguido un trabajo a medio tiempo en un bar clandestino preparando las bebidas. Sin embargo, había un cliente mayor que astutamente le insistió que bebiera antes de pagar la cuenta. Después de beber, Wendy Lim sintió que algo andaba mal con la bebida y logró escapar de ese hombre a tiempo. Al salir del ascensor, se dirigió hacía una habitación vacía, pero luego de eso ya no podía recordar nada más…
Wendy se dio cuenta de que había alguien más en la habitación cuando la puerta del baño se abrió de repente y automáticamente agarró las mantas para cubrirse. A primera vista, el hombre parecía venir del norte, se veía alto, fuerte, sus rasgos faciales eran firmes sin llegar a ser toscos y eso lo hacía increíblemente guapo.
Su cabello todavía estaba mojado y su cuerpo solo estaba cubierto por una toalla de la cintura para abajo dejando ver sus grandes pectorales, sus abdominales marcados y una hermosa forma en V. De solo pensar en haber perdido su virginidad con aquel hombre y haber quedado extremadamente cansada, hizo que Wendy se sonrojara y se diera la vuelta quitando la mirada de él.
El hombre abrió las cortinas, sacó un cigarrillo de una caja sobre la mesa y miró a Wendy.
"¿Qué tanto me miras? ¿Quieres hacerlo de nuevo?", dijo mientras exhalaba una bocanada de humo.
¿De nuevo? ¡De ninguna manera! Wendy se sintió muy triste y al mismo tiempo molesta. Ya había perdido su virginidad y no había nada que pudiera hacer más que resignarse. Se envolvió en la colcha para recoger toda su ropa e ir al baño a cambiarse. Cuando salió, el hombre seguía parado frente a la ventana y sacudiendo la ceniza de su cigarrillo se acercó a ella.
Wendy Lim dio medio paso hacia atrás nerviosa. El hombre se paró frente a ella y Wendy instintivamente dio un paso para atrás. Sin embargo, él solo se inclinó para recoger su billetera del suelo, sacó un montón de billetes y los tiró sobre la cama. "Anoche realmente la pase bien, estuviste muy sexy así que quédate con esos tres mil dólares".
Los ojos de Wendy se posaron en el dinero, si bien tres mil dólares no era mucho, era suficiente para cubrir un mes de gastos médicos de su abuela. Ella volteó a mirarlo fijamente y se dio cuenta de la frialdad en su mirada. Wendy se sintió profundamente humillada al darse cuenta de que para él, ella solo valía esa cantidad de dinero porque pensaba que se acostaba con cualquiera.
El hombre la miró con firmeza y se burló: "¿No te interesa el dinero? Sigue soñando si crees que me haré responsable de ti”.
Wendy se enojó y metió las manos en los bolsillos de sus jeans. Ella no tenía la misma cantidad de dinero, solo tenía dos monedas. Si bien ella siempre había sido una chica honesta que pasaba desapercibida en la escuela, había llegado el momento de cambiar. Terminó de pensar y sacó su mano del bolsillo para darle una bofetada.
"Yo puedo darte 30 dólares, ¿Qué sucede? Ah, no te interesa el dinero… sigue soñando si crees que me haré responsable de ti”, lo remedó Wendy burlándose. Terminó de hablar y se fue orgullosa pero aún sin poder caminar bien por el dolor que sentía.
Las dos monedas pasaron cerca al rostro de Charlie. Wendy se fue y él se quedó helado al darse cuenta de lo que había sucedido por primera vez en los últimos 30 años de su vida, al tirar enojado la colcha al suelo se dio cuenta de que había manchas de sangre en las sábanas.