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Dulce sufrimiento por ti

Dulce sufrimiento por ti

En proceso

Introducción
Hace dos años, me casé con Marcellus Jefferson. Sentí que era tan afortunada de haberme casado con el que me gustaba desde la infancia. Sabía que se había casado conmigo por lucro en lugar de amor. Pero siendo su esposa legal, tuve la confianza para ganarme su corazón. Sin embargo, lo pillé durmiendo con otra mujer en un hotel. Ni siquiera se acostó conmigo todavía. Resultó que mi matrimonio de dos años era una broma. Podría aceptar a un marido que no me amaba. Pero no un imbécil que me engañó. Pero cuando le entregué mi acuerdo de divorcio, me empujó a su cama y se negó a divorciarse...
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Capítulo

"¡Tu esposo te está engañando!"

Cuando Isabelle Chambers recibió la llamada de Selena Garwood, estaba modificando el último diseño de su vestido de novia, por lo que la mano que sostenía el lápiz se detuvo bruscamente, incorporando un desagradable trazo al modelo casi terminado.

"¿Qué acabas de decir?", le preguntó Isabelle, con su mente en blanco, pensando que tal vez no había escuchado bien lo que acababa de confesarle su amiga.

Sin embargo, Selena volvió a repetirle lo mismo: "¡Dije que tu despreciable esposo te está engañando! Ven a la habitación 1102 en el Golddusk International Hotel. ¡Ahora mismo!".

De hecho, Isabelle ni siquiera se dio cuenta como se las arregló para colgar el teléfono, ya que al instante entró en un estado de shock, en el que permaneció por algunos minutos, hasta que un fuerte bocinazo de un automóvil la hizo salir de su trance, y finalmente pudo recuperar sus sentidos.Y con el lápiz de dibujo todavía en la mano, salió corriendo desesperada.

Marcellus Jefferson la estaba engañado. Aquellas pocas palabras parecían como cuchillos afilados que se clavaban en su corazón, y el dolor era realmente insoportable. Mientras tanto, Isabelle tropezó en el camino, derribando un estante de pintura por accidente, provocando que todo lo que contenía estallara en pedazos contra el piso.

En consecuencia, los empleados que estaban fuera de su oficina escucharon el estruendo y corrieron preocupados. "¿Qué ocurre?"

Sin embargo, Isabelle no pudo reunir las palabras suficientes para contestarles, tan solo se levantó sin decir absolutamente nada y continuó corriendo hacia afuera.

En verdad, su matrimonio había sido arreglado entre la familia Chambers y la familia Jefferson, por lo que ambos se vieron obligados a casarse, y su relación siempre había sido muy distante.

Por lo cierto, Isabelle, se había encariñado con Noah Jefferson, el abuelo de Marcellus, y también admiraba las conexiones de su familia. Además, siempre le había gustado Marcellus desde que era una niña. En aquel momento, Noah sintió que ella era la esposa adecuada para su nieto, y el resultado fue un matrimonio forzado entre ambos.

No obstante, incluso después de casarse, Marcellus nunca demostró el más mínimo interés por ella. Sin dejar de mencionar el hecho, que durante los dos años que había durado su matrimonio, él tan solo había regresado al hogar que compartían en menos de cinco ocasiones.

Y aunque, Isabelle sabía que él no estaba interesado en ella y que odiaba aquel matrimonio arreglado, de todos modos, creía que Marcellus en algún momento sentiría algo por ella si pasaban más tiempo juntos, pero... jamás se imaginó que él podría engañarla.

De prisa, Isabelle condujo su auto hacia el hotel.

"¡Isa, finalmente estás aquí!" Selena se apresuró y tomó su muñeca antes de que corrieran hacia el ascensor.

"¡Ya han estado en la habitación por media hora!" Selena afirmó mientras caminaban rápidamente: "¡Es posible que ya lo hayan hecho!".

En efecto, Isabelle siguió los apresurados pasos de Selena con gran dificultad, ya que su mente aún estaba en blanco, y aunque podía oír cada una de sus palabras, aun así no lograba comprender lo que le estaba diciendo.

"Si Marcellus realmente te está engañando, Isa, ¡divórciate ya de él! ¡No existen las segundas oportunidades!" Selena le dijo enojada, y en el preciso instante en que Isabelle escuchó la palabra 'divorcio', finalmente recobró el sentido.

"Divorcio…" repitió aquella extraña palabra.

En ese momento, Selena apretó los dientes y continuó: "Sí, divorcio. Él siempre está con esa amiga suya de la infancia. Has pasado por suficiente dolor por su culpa durante todos estos años. ¡Tienes que divorciarte de él!".

De repente, a Isabelle se le secó la boca y las palabras se le atascaron en su garganta. "¿Qué pasaría si todo fuera un malentendido..."

Por consiguiente, Selena se burló mientras sacaba la tarjeta de la habitación. "¡Lo descubrirás cuando lo veas con tus propios ojos!"

Una vez, que ambas llegaron al lugar, Selena abrió la puerta, y sin dudarlo se apresuró a entrar.

"¡Marcellus, b*stardo!", se oyó la voz furiosa de Selena, y a continuación, el grito ensordecedor de una mujer y la familiar voz profunda de Marcellus inundaron repentinamente la habitación.

"Selena, ¿qué haces aquí?", le preguntó Marcellus.

Entretanto, Isabelle permanecía en la puerta, sin poder moverse siquiera un centímetro por miedo de enfrentarse a la verdad.

Realmente sentía como si todo fuera un sueño, y estuviera en medio de una pesadilla.

"¡Isa, entra y compruébalo por ti misma! ¡Tu esposo está en la cama con otra mujer ahora mismo!" Selena gritó, pero Isabelle no logró comprender sus palabras. Y justo en el momento en el que la voz de su amiga alcanzó sus oídos, todo pareció derrumbarse.

De pronto, una mezcla de sonidos brotó de la habitación, a medida que se oían los sollozos lastimosos de una mujer y la voz exaltada de Marcellus.

Enseguida, Selena encendió las luces de la habitación, y de inmediato arrastró a Isabelle hacia el interior, para luego señalar a la desagradable pareja.

Marcellus estaba de pie junto a la cama. En ese momento, vestía una camisa medio desabotonada con varias manchas de lápiz labial, su cabello negro usualmente arreglado descansaba desordenadamente sobre su frente, mientras que sus hermosos y agudos ojos estaban fijos en la mujer frente a él.

La dama a su lado parecía familiar, era Allison Elwood. Su cabello estaba húmedo y solo estaba envuelta en una toalla de baño, dejando al descubierto sus hombros y piernas. De prisa, se acurrucó sin poder hacer nada y se aferró de Marcellus, para luego esconderse detrás de su brazo mientras temblaba.

Al instante, Marcellus tomó una colcha y envolvió el delicado cuerpo de Allison, evidenciando una gran preocupación por ella en cada uno de sus movimientos, mientras que sus ojos permanecían indiferentes a medida que miraba a Isabelle.

"¿Qué quieres?" Marcellus le preguntó fríamente.

Inevitablemente, los ojos de Isabelle se agrandaron, mientras que su corazón latía con fuerza contra su pecho por el dolor que estaba sintiendo, y su voz no dejaba de temblar.

"Marcellus, ¿tú y Allison durmieron juntos?" Había una parte de ella que se negaba a aceptar la realidad y se empeñaba en creer que todo había sido un malentendido.

¿Y si solo había acompañado a Allison para que descansara?

"Isabelle, ¿a qué estás jugando?" Marcellus ni siquiera se molestó en responder a su pregunta, y luego su mirada enérgica sostuvo la de ella mientras le hablaba agresivamente: "¿Cómo supiste que Allie y yo estábamos aquí? ¿Contrataste a alguien para que me siguiera?".

Cuando pronunció aquellas últimas palabras, rechinó los dientes con ira.

Sabía que Isabelle había enviado a varias personas para que lo siguieran durante los primeros seis meses de su matrimonio, por lo que la consideraba una lunática y psicópata. Definitivamente, frente a sus ojos, no era más que una gran molestia.

De repente, la mirada de Isabelle se tornó apagada y vacía, y mientras observaba el rostro de Marcellus, sintió como si estuviera mirando a un extraño.

Él había sido quien en realidad fue atrapado teniendo una aventura, ¿cómo podía seguir actuando de manera tan agresiva y arrogante?

¿Su matrimonio realmente no significaba nada para él?

No obstante, Selena intervino justo en ese momento: "Isa, ¿por qué sigues parada ahí, sin hacer nada? Míralos a los dos. ¡Es posible que ya hayan hecho esto innumerables veces!".

Por lo tanto, las pestañas de Isabelle temblaron ante aquella declaración, mientras sentía como si su corazón estuviera siendo aplastado, y todo fuera una tortura. Sin embargo, ella simplemente miró fijamente a Marcellus, con su rostro absolutamente pálido.

De hecho, no le hubiera importado discutir por eso con Selena, mientras él le dijera algo, ella le creería.

Aunque, Marcellus solo frunció el ceño mientras permanecía en silencio, para luego levantar un dedo, señalar la puerta, y finalmente ordenarle: "¡Fuera de aquí!".

Al instante, el cuerpo de Isabelle se estremeció violentamente mientras asimilaba sus palabras, a medida que su visión se oscurecía, y se desvanecía casi a punto de desmayarse.

No solo no se había preocupado en darle una explicación, sino que incluso había tenido el descaro de pedirle que se largara, por lo que al mirar hacia atrás, sus dos años de matrimonio tan solo habían sido una farsa para él.

Algunas personas creen que el amor crece con el tiempo... ¡No, todo eso son tonterías que solo suceden en los cuentos de hadas! Y precisamente aquella historia no tenía nada que ver con un relato de ese tipo, sino que más bien se trataba de la dura y cruel realidad.

De prisa, Isabelle cerró los ojos como si estuviera tratando de deshacerse de aquella horrible escena frente a ella, y luego contempló nuevamente a Marcellus, con una mirada que revelaba una profunda desesperación.

Finalmente, tuvo que forzar las palabras para que salieran lentamente de su boca. "Marcellus, admito la derrota. Divorciémonos..."