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Político busca niñera

Político busca niñera

Autor:Evelyn Romero

Terminado

Introducción
"Amanda es la nueva niñera de la familia White. Ella es elegida por la agencia  para trabajar para el alcalde  de la ciudad de Fox. Demian es viudo. Su trabajo como alcalde no le permite pasar mucho tiempo con sus hijas; sin embargo,  Amanda se encargará de   unir con  amor  a esta familia. No obstante,  durante el proceso  no podrá evitar enamorarse de su jefe, y él tampoco  ocultara  lo que  siente por ella  ¿quieres conocer el final de esta historia?"
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Capítulo

Narra Amanda.

Político busca ni?era, volví a leer el comunicado de la agencia de ni?eras en mi celular. En este también me avisaban que fui elegida para esta labor ?Quien era este político? Nada mas y nada menos que el alcalde de Fox: Demian White. El enigmático hombre con una sonrisa espectacular y un físico que enamoraba al instante, un maldito dios griego. Estuvo casado, al parecer enviudó, después él se sumergió en el mundo de la política. Es muy querido por todos los ciudadanos, siempre esta rodeado de muchas personas, especialmente de mujeres, pero él no ha confirmado aun, alguna relación amorosa. El periodo político terminaría pronto, pero él hace unos días anunció que se reelegiría para ocupar un periodo más en su puesto. Seguramente ganaría.

—? Vamos a salir el fin de semana verdad?—interrogó mi amiga.

—Si— asentí con la cabeza.

—?Estás segura de que puedes salir los fines de semana?

—Sí—respondí de nuevo.

En ese momento Carolina me abrazó.

—Debo irme, te llamare luego—le dije a mi mejor amiga, quien compartía departamento.

—Suerte —respondió alejándose.

Después de la despedida me dispuse a salir con mi maleta, le hice una se?al a un taxi para que se detuviera. Luego le di la dirección. Minutos después llegué. Bajé del auto, al momento de hacerlo me acomodé el vestido. Estaba nerviosa. Llegué al portón principal. Presioné el intercomunicador, di mi nombre y las puertas se abrieron. Caminé despacio hacia el interior miré todo a mi alrededor hacia el impecable paisaje. Era un entorno tan absolutamente hermoso. Habían algunos guardias alrededor. Tomé puna respiración profunda de la ma?ana fresca de aire. Era tan pacífico y silencioso que mis tacones sonaban ruidosos en el camino de entrada, llenando el aire quieto con un ruido que parecía extra?o.

Afuera me esperaban una se?ora de mediana edad, vestida de falda y chaqueta azul marino con un mo?o recogido, a su lado estaba un hombre de cuarenta y tantos a?os, se veía impecablemente vestido, bastante atractivo, su cabello era casta?o y tenía una leve barba que lo hacía ver serio y misterioso. Me sentí nerviosa y cuando eso ocurría sentía una opresión en el estómago. él al verme se acercó lentamente.

—Bienvenida se?orita Smith—dijo con su voz ronca y provocativa, también pude notar que se veía más atractivo en persona que por la televisión y periódicos—. Ella es la se?ora Betancourt, la ama de llaves. Cualquier cosa que necesite puede pedírselo—mencionó observándola.

—Muchas gracias por la bienvenida—dije torpemente, esto me solía pasar cuando estaba ansiosa y ridículamente nerviosa—. Su casa es hermosa— agregué para disimular mí tartamudez.

—Gracias—respondió él sin importancia, como si ya estuviera acostumbrado a los halagos—. Martin, lleva el equipaje de la se?orita a su habitación—le ordenó al mayordomo, él inmediatamente tomó mí maleta de mi mano e ingresó a la inmensa casa.

—Sígame se?orita—me pidió mi nuevo jefe dando pasos para ingresar, lo seguí sin perder tiempo. La se?ora Betancourt nos seguía también, una vez que ingresé pude ver un vestíbulo y una sala de estar muy espaciosa y debidamente decorada—.La cocina es por allá— se?aló—. Su habitación esta en la segunda planta donde duermen las ni?as, la tercera puerta a la derecha al final del pasillo —me explicó observando la segunda planta, asentí con la cabeza ante su explicación—. Me imagino que quiere conocerlas—comentó refiriéndose a sus hijas.

—Por supuesto—conteste con una media sonrisa. En ese momento lo seguí, ya que se dirigió hacía un pasillo, donde abrió una puerta blanca, está daba directamente hacía el patio: el cual era un jardín hermoso, con estatuas, una fuente de agua y otras decoraciones que a los ricos les gustaba tener, pero lo que sobresalía era una peque?a casa rosa

construida cerca de unas rosas, hubo otro aspecto que me sorprendió y era el hecho que las casas vecinas no estaban tan cerca, las separaban los terrenos amplios, así podían tener algo de privacidad.

—?Ni?as, vengan a conocer a su nueva ni?era!—gritó él algo fuerte.

De repente, una ni?a peque?a muy hermosa salió de la casita rosa, ella corrió a abrazarme, sosteniéndose de mí cintura. Al parecer era muy cari?osa y eso me agrado. Poco después hizo su aparición una ni?a mayor era casi una adolescente, al verme puso los ojos en blanco su expresión facial era muy sería, era evidente que no le agradaba mí presencia.

—Ella es Zoé—dijo el se?or White refiriéndose a la peque?a de siete a?os—. Y ella es Denisse—comentó refiriéndose a la de trece a?os.

—Hola, estoy feliz que haya venido—dijo dulce y educadamente la peque?a Zoé.

Luego de eso miré a Denisse, la cual tenía la misma expresión.

—Se educada y saluda a la se?orita Smith —le ordenó él con un tono realmente serio.

Ella suspiró con resignación. Cruzó los brazos y habló secamente, como obligada hacerlo:

—Hola, bienvenida sea a nuestro hogar.

El se?or White la vio de una manera amenazadora. Ella al verlo así bajó sus brazos y desvío su mirada tímidamente.

—Se?ora Betancourt, puede llevar a la se?orita Smith a qué conozca su habitación—comentó él seriamente sin dejar de ver a su hija mayor. Me dio pesar la situación, se notaba que ella era algo difícil, quizás se debía a que estaba en una edad donde muchos cambios ocurrían y algunos padres no saben cómo lidiar con ellos.

—Si se?or—respondió la ama de llaves—. Sígame por favor—me pidió ella amablemente.

Di media vuelta, dejándolo solo con sus hijas. Seguí a la se?ora Betancourt hacia el interior de la casa, donde poco después subimos por las escaleras de caoba hacia el segundo piso.

Ella me mostró las dos habitaciones de las ni?as, luego me mostró la mía la cual estaba al fondo del pasillo como me lo había explicado el se?or White, abrió la puerta y me invitó a pasar, era un lugar amplio, con colores claros, tenía los muebles básicos y mí propio ba?o. Sobre la cama pude ver mí maleta, caminé y me asomé por la ventana, cuando lo hice pude observar el amplio y hermoso jardín, desde ahí podía observar el lado trasero de la propiedad, donde una casa peque?a de color blanco se visualizaba.

—?Quién habita esa casa?—le pregunte a la se?ora Betancourt.

Ella rápidamente me respondió:

—Es la casa de relajación del se?or White.

Su respuesta me extra?ó, me di vuelta para mirarla a los ojos.

—?De relajación?—pregunte con curiosidad.

Ella se quedó un momento en silencio como pensando en una respuesta.

—Es como su espacio personal, donde él puede pasar los fines de semana con mujeres que conoce—me respondió, a lo cual comprendí perfectamente a lo que se refería—. él por ser una figura pública prefiere tener ese espacio en su propio terreno, en vez que exhibirse en lugares públicos, más por estás fechas de campa?a, no se si me comprende se?orita—agregó.

—Claro que si—conteste rápidamente, ante su respuesta, no me extra?aba que un hombre tan atractivo como él tuviera sexo constantemente, pero mí curiosidad seguía—. ?Las ni?as se dan cuenta de lo que él hace ahí en esa casa?—le pregunté, ya que temía que le estuviera dando un mal ejemplo.

—No, el se?or es muy cuidadoso en ese aspecto, él se divierte sin que ellas se den cuenta—dijo queriendo suavizar sus palabras—. Tantos las ni?as como el personal saben que esa casa está prohibida para ellos. La única autorizada de ingresar soy yo—agregó también como una advertencia para mí.

—Comprendo, gracias por responder y por su amabilidad—le dije pensativa, ella salió de mí habitación no sin antes decirme la hora en que debía bajar a cenar, para luego descansar y así comenzar mí labor el día de ma?ana.

Cuando se fue, miré de nuevo hacia la casa blanca, me pregunté si el se?or White tenía alguna fascinación especial cuando buscaba sus conquistas. Fue cuando me di cuenta que para tener su propia casa donde podía follar a gusto debía ser un hombre realmente activo, no pude evitar imaginarme el tipo de placer que él daba y los placeres que le gustaba recibir. Sacudí mí cabeza para alejar mis pensamientos morbosos y decidí desempacar mis cosas.