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Cariño, ámame una vez más

Cariño, ámame una vez más

En proceso

Introducción
¿Cuál fue la decisión más estúpida de toda tu vida? Para Eliana, fue su matrimonio con Aidan Nelson. Ella le dio su corazón y su alma, pero él simplemente abandonó a su hijo y la enmarcó en la cárcel. La pobre Eliana no renunció a su matrimonio hasta que descubrió que Aidan incluso causó la muerte de su padre y su hermano. Finalmente, se quedó sin amor por él y acabó con su vida desesperada. Sin embargo, Dios le dio una segunda oportunidad de que renaciera a la edad de dieciocho años. Decidió vengarse de Aidan Nelson y alejarse de él, pero Aidan parecía haber cambiado porque hizo todo lo posible para ganarse su corazón. ¿Debería volver a confiar en este tipo?
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Capítulo

Unas oscuras nubes se cernían sobre Blanchard Garden. Una vela titilaba suavemente como presintiendo un cambio en el ambiente. 

Aidan Nelson estaba observando la proyección de una imagen con el rostro cuidadosamente desprovisto de cualquier expresión. La imagen era de una pareja con sus cuerpos entrelazados entre sí, claramente en medio del acto sexual. El rostro del hombre había sido tapado, pero el de la mujer era uno que Aidan reconocería en cualquier lugar. Eliana Harvery: la mujer más hermosa de la ciudad de Mallstrick y también su querida esposa. 

La mujer que le había prometido que nunca habría otra persona en su vida el mismo día en el que casi había perdido su vida quemado acababa de traicionarlo apuñalándolo por la espalda. En ese momento, el sonido de alguien tocando la puerta, lo sacó de sus pensamientos. 

—Joven Aidan, acaban de llamar para comunicarle que la señorita Harvey acaba de comenzar el trabajo de parto prematuramente. 

Los ojos del hombre expresaron descontento mientras se levantaba para irse rápidamente. 

...

Mientras tanto, en una sala de hospital, una joven se retorcía del dolor. 

 —¡Llamen a Aidan, lo necesito a mi lado, ahora!

A pesar de su petición, la mujer sentada a su costado con un largo vestido blanco simplemente se burló de ella sin ayudarla. 

—Eliana, querida prima, ¿cómo puedes tener el descaro de pedir por él? ¿No sabes cuánto te odia Aidan en este momento después de los crímenes que has cometido? Lisiaste a tu tía, mataste a mi hermana y te aseguraste de hacerme infértil. Lamento tener que decírtelo, pero me ama a mí ahora, anoche justamente estuvimos...

Antes de que pudiera completar la oración, Eliana se sentó reuniendo todas sus fuerzas y estiró la mano para agarrar a Laura del cuello. Era sorprende notar que a pesar de lucir tan pálida como un fantasma, la joven todavía podía quitarte el aliento con su belleza. 

—¡Eres una desvergonzada!

—No te preocupes, nunca me rebajaría a tu nivel. Sería muy vergonzoso para mí que me compararan contigo y todo lo que has hecho a escondidas —le respondía Laura sin inmutarse, chasqueando la lengua. 

—Nunca hice nada de lo que dices —gruñó Eliana entre dientes. 

—Oh, claro, no lo hiciste —respondió Laura sarcásticamente para luego inclinarse a su oído—. Enserio, te creo, pero es una lástima que Aidan no lo haga. Soy la única en la que confía ahora. 

Las crueles palabras le dolieron a Eliana como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón. Sabía que eran ciertas porque Aidan había prometido nunca más creerle, pero el resentimiento mezclado con la ira hizo que Eliana sacara fuerzas de nuevo para empujarla. La mujer se apartó antes de que pudiera tocarla, pero al oír los pasos de alguien afuera de la habitación, rápidamente se cayó al piso. 

La puerta se abrió para revelar una figura imponente que se apresuró a recoger a la mujer en el suelo. Después de asegurarse de que esta estaba bien, levantó la mirada hacia la cama para observar a Eliana y no pudo evitar sentir profunda preocupación al notar lo frágil que se veía. Su rostro estaba tan blanco como una sábana y su cabello estaba pegado por el sudor a su rostro.

—¡Aidan, por favor, no culpes a Eliana, no fue su intención presionarme! Probablemente solo lo hizo porque tiene mucho dolor en este momento: está bien, estoy bien, no estoy herido. Estoy dispuesto a aceptar cualquier cosa si eso significa que el niño nacerá de manera segura y sin problemas. 

El hermoso y encantador rostro de Aidan se arrugó ante esto cuando instantáneamente se volvió hacia Eliana con una expresión de enojo en su rostro y rugió. 

“¡Eres demasiado! Eres tan despreciable que no puedes evitar lastimar a otros, incluso cuando estás acostada en una cama de hospital y dando a luz, ¿eh?

El corazón de Eliana se hundió ante las palabras duras y acusatorias de Aidan: nunca se había sentido tan indefensa y agonizante. Este era el mismo hombre con el que había jurado que se casaría desde que era una niña.

—Aidan, quiero el divorcio. 

—¡No puedo creer la audacia de ti para hacer tal demanda! ¿Qué te hace pensar que deseo seguir estando contigo? Te lo digo ahora mismo: será mejor que salgas de mi vida después de dar a luz al niño y entregárselo a Laura. No quiero volver a verte nunca más.

Luego arrancó su mano del cuello de Eliana y se dio la vuelta para salir corriendo de la habitación. Laura también miró a Eliana antes de seguir a Aidan.

Decir que dar a luz era simplemente doloroso era quedarse corto. Eliana sintió que estaba en el mismo infierno, desesperada y sin escape. Sin embargo, sabía que tenía que soportarlo, así que se mordió el labio y reprimió sus gritos. No podía dejar ver la vieran de esta forma tan patética que seguramente usarían después para reírse de ella. Finalmente el niño nació y Eliana había llegado al final de sus fuerzas, desmayándose en el acto. 

Cuando despertó, estaba todo oscuro a su alrededor, la única iluminación proviniendo de la puerta abierta. Unas enfermeras estaban paradas afuera de su habitación hablando en susurros entre ellas. 

—Escuché que trajo cuatro perros.

—No puedo creer que haya dejado que se comieran a un bebé recién nacido. Me dan escalofríos de solo pensarlo. 

Eliana tuvo un mal presentimiento, así que, a pesar de su cansancio, reunió las fuerzas para hablarles. 

—¿De qué están hablando? —preguntó, sobresaltando a las mujeres—. ¿De quién están hablando? ¿Quién fue comido por perros? ¿No estarán hablando de mi hijo? 

Aidan en vez de enviarla a un hospital normal cuando se había enterado que estaba embarazada, había decidido encerrarla en una institución psiquiátrica. No había forma de que hubiera otro bebé recién nacido en el lugar. Su piel se le escarapeló al pensar que fuera real, así que levantándose con suma dificultad, comenzó a correr en dirección a la salida del hospital. 

Cuando llegó, se encontró con Laura y algunos de los sirvientes amontonados mirando algo en el patio. A lo lejos, se escuchaban los ladridos de algunos perros. 

—¿Laura, qué hiciste? ¿Dónde está mi hijo? —gritó llamando la atención de Laura quien simplemente se le quedó mirando con una sonrisa malvada. 

—¡Ah, mi querida prima, qué terrible destino tienes! ¿No sabes que tu bebé nació muerto? Aidan estaba tan furioso que decidió darle el cuerpo a los perros para que se lo comieran. 

Los ojos de Eliana se abrieron con horror ante esta revelación. Salió corriendo hacia los perros y cuando llegó vio sangre goteando de los hocicos de dos de ellos. Comenzó a gritar como si el mundo se le viniera encima sin poder creer lo que sus ojos veían.