Para todos, Valentín tenía la vida perfecta. Una buena posición económica, inteligencia, amigos y omegas por doquier suspirando por él. Destacaba entre otros alfas por su carácter y fuerza, ganándose el respeto de quienes le rodeaban. Además era el heredero de la familia más rica e influyente del país. A sus veintiún años cursaba finanzas en la universidad más prestigiosa a nivel nacional y salía con Samantha, una hermosa y distinguida omega de alta sociedad.

Él anhelaba a su media mitad, a su omega destinada, con quién planeaba constituir una familia y enorgullecer a los suyos. Toda su vida se le inculcó, con excesiva severidad, que debía conseguir un omega, con quién establecer una familia. Definitivamente en su cabeza no encajaba la idea de abrirse a otras posibilidades.

Su padre, era un importante magnate petrolero, por lo que tenía su vida completamente resuelta, cosa que lo transformaba en un excelente partido a los ojos de cualquiera. Pese a lo fantástica que lucía su vida, no era feliz. Superficialmente todo era perfecto, sin embargo, en la intimidad de su hogar el cuento de hadas se transformaba en uno de horror y la soledad rasguña su alma.

Manuel, era el hazme reír de todos. Pese a ser un alfa, no se le respetaba como tal. A diferencia del resto de su especie, él era callado, inseguro y asustadizo. Su personalidad introvertida, más su apariencia algo delicada, le volvían el blanco perfecto de todas las burlas. Por años escuchó a su padre llamarle "error", al principio no comprendía el motivo, pero al alcanzar la pubertad y descubrir su gusto por otros alfas, supo que el hombre tenía la razón. Era un maldito error de la naturaleza, un alfa fallado y sin valor.

A diferencia de Valentín, su vida era un completo caos, su madre falleció antes de que cumpliera la mayoria de edad, por lo que tuvo que vivir bajo el yugo de su padrastro. A los ojos de todos era un completo fracasado, pero sin importar las críticas se esforzó y obtuvo una beca con todo pago en la universidad más prestigiosa del país.

La vida universitaria no le resulta nada fácil, menos cuando es un fracasado a los ojos de todos, cuando se convierte en el hazme reír del cuerpo estudiantil y termina enamorándose perdidamente de otro alfa, alfa que por cierto, se encarga de hacerle la vida tremendamente miserable.

El mundo de ambos alfas cambia drásticamente cuando les toca compartir habitación. Dentro de esas cuatro paredes descubren que tienen muchas cosas en común, muchas más de las que imaginan. Dentro de esas cuatro paredes se permiten desnudar sus sentimientos. Dentro de esas cuatro paredes pueden amar sin prejuicios. Dentro de esas cuatro paredes solo existen ellos dos. Lamentablemente, fuera de esas cuatro paredes el tiempo no se detiene.

¿Tendrán el valor para enfrentar los obstáculos que afuera los espera? ¿Podrá el amor vencer los prejuicios de la sociedad? ¿Podrán ir en contra de su propia naturaleza? A veces, el amor no es suficiente para abolir tan imponentes barreras.