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Lunaire

Lunaire

En proceso

Introducción
Lunaire, una chica en un viaje cuyo sufrimiento la requería que fuera feroz. Humillada, intimidada y despreciada por sus 4 hermanos y miembros de la manada, se rompió y se quedó sola esperando que su pareja viniera a salvarla. Pero su compañero era su futuro Alfa, Zane Villain. Zane Villain, el futuro Alfa del Black Rose Pack. Despiadado, cruel y de mal genio. Un hombre que solo codicía el poder y las chicas. Cuando descubrió que Lunaire era su pareja, se sentía disgustado. No quería una pareja débil, fea e inútil. Después de rechazarla y echarla de su vida, ¿qué pasará cuando se dé cuenta de su error? ¿Qué sucederá cuando se dé cuenta de que su compañera no es tan débil como pensaba que era, sino más fuerte que cualquier Alfa que haya conocido o del que haya oído hablar? ¿Qué sucederá cuando se dé cuenta de que ella no es solo una loba fuerte, sino la futura reina de lo sobrenatural?
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Capítulo

Punto de vista de Lunaire.

Los moretones en mi cuerpo me causaban tanto dolor que no podía evitar retorcerme. Sosteniendo mi estómago, miré la hora y, tras ver que eran las 6:00 a.m., suspiré, me levanté débilmente de la cama, me aseé y bajé las escaleras para preparar el desayuno para la manada. 

Dos horas después, finalmente terminé. Uno por uno comenzó a entrar al comedor, ignorándome por completo. Suspiré con tristeza, incliné la cabeza y les serví el desayuno. "P*rra", murmuró Bella, la z*rra de la manada. Mis ojos comenzaron a lagrimear, pero hice mi mejor esfuerzo para contenerme.

De repente, la puerta se abrió de golpe y todos, incluyéndome a mí, giramos la cabeza hacia la entrada, sintiendo el poder y la energía que transmitían mis 4 hermanos, Dustin, Xavier, Darius y Lucas. Las expresiones en sus rostros eran neutrales mientras tomaban asiento. 

Darius, mi hermano mayor, chasqueó los dedos hacía mí. "¿Qué esperas para servirme, escl*va?", me escupió, provocándome un escalofrío. De inmediato, le serví su plato a él y a los otros tres. Me giré para irme, pero al instante sentí un jalón en mi cabello. "Ay", grité, intentando liberarme del agarre. Sin embargo, Xavier me sujetó con más fuerza y me obligó a mirar su plato. "¿Qué diablos es esto? ¿Qué te dije sobre mi desayuno? ¡Estos panqueques me dan asco!". 

Me sujetó los mechones con tanta fuerza que mi cuero cabelludo ardió de dolor y no pude contener las lágrimas. "L-lo siento", tartamudeé. "¡Idiota!", me abofeteó la mandíbula. Con un grito desgarrador, caí al suelo, llorando, pero hice mi mejor esfuerzo para levantarme mientras todos me miraban con frialdad. "¡Lárgate! ¡Me ocuparé de ti más tarde!", sonrió; mi corazón se paralizó porque sabía lo que quería decir. "¡Fuera!", gritó, haciéndome estremecer. Con las piernas temblorosas, corrí hacia la habitación y cerré la puerta. Sollocé mientras me deslizaba hacia el suelo, escondiendo mi cara entre mis rodillas. "Mamá, papá. ¡Los necesito tanto!", lloré. 

***

Los golpes en la puerta me despertaron, sobresaltada. "¡Abre la p*ta puerta!", gritó Dustin mientras seguía golpeando. Me paré débilmente y me alejé, asimilando el hecho de que me había quedado dormida en el suelo. "Es mejor que abras por las buenas o, de lo contrario, te arrepentirás", amenazó. Mis ojos se abrieron en estado de shock; temía abrir, pero sabía que si no lo hacía, me matarían.

Con manos temblorosas, giré lentamente la cerradura y, antes de que abriera la puerta, Dustin la empujó, provocando que casi perdiera el equilibrio. Sus ojos estaban rojos y su corazón latía con fuerza. De repente, me sonrió con tanta malicia que mi cuerpo se estremeció. Luego, me sujetó del pelo y, sin importarle que gritara, me arrastró escaleras abajo hasta el sótano.

"P-por favor, Dustin. No me hagas daño", supliqué, pero él solo se rio. Luego, me arrojó al suelo frío y duro, lo que causó que mis rodillas se rasparan y me retorciera de dolor. Levanté la mirada y, tras ver a mis 4 hermanos llenos de disgusto, ira y odio, me estremecí de miedo.  

No era la primera vez que me golpeaban. Ante sus ojos, yo era como un saco de boxeo al que maltrataban sin importar las cicatrices que podrían marcar tanto en mi cuerpo como en mi alma. "Estoy aburrido, pero gracias al cielo, tengo una hermanita con quien jugar", Xavier sonrió. Junté mis manos y lloré, suplicando piedad, pero ellos solo se rieron, excepto Darius, que era el más serio y frío de todos.  

Lucas echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Sus ojos se volvieron amarillos cuando giró la cabeza y se abalanzó sobre mí, golpeando mi mejilla. Ignorando mi llanto, me obligó a mantener mi mandíbula a un lado, me sujetó el cabello y abofeteó mi nariz, provocándome sangrado. Lloré y grité, pero no sirvió de nada. Se encargaron de convertir a esta noche en mi peor pesadilla.

"Ahora viene la parte divertida", dijo Darius con frialdad. Xavier y Dustin me arrastraron y obligaron a pararme, pese a que mi semblante estaba pálido. Mi visión se volvió borrosa; solo sentía la sangre que goteaba de mi nariz y mejilla. Luego, me ataron las manos desde el techo. Desde lo alto, sentí que el aire frío golpeaba mi espalda y noté que mi camisa estaba rasgada por detrás.   

"Ay", grité de dolor al sentir un azote en la espalda. Volví a gritar cuando lo sentí de nuevo. "¡Detente, por favor! ¡Te lo ruego!", grité, pero nadie me escuchó y continuaron golpeando mi espalda y estómago. Eran monstruos despiadados; no sentían ni una pizca de piedad mientras me azotaban.   

"P-por favor... ¡Paren! ¡Piensen en papá y mamá!", mi voz tembló y ellos se congelaron. Respiré, sintiéndome agradecida de que se detuvieran, pero mi rostro estaba frente a frente con el de Darius. "¿Cómo te atreves a mencionarlos? ¡P*ta! ¡Por tu culpa están muertos! ¡Asesina!", gritó. Me estremecí de dolor y siguieron golpeándome en la cara.

Sentí que me desmayaba por unos segundos y perdí la audición cuando volvieron a golpearme el estómago, haciéndome escupir sangre. "¡Detente! Es suficiente por hoy", dijo alguien. No logré identificar quién fue porque mi visión estaba borrosa. De repente, la cuerda que me ataba las manos desde arriba se cortó y, con un ruido sordo, caí al suelo. Luego, escuché la puerta abrirse y cerrarse mientras yo yacía en el suelo, llorando. Escuché la puerta abrirse de nuevo y un escalofrío recorrió mi cuerpo. No podía soportar más. Si volvían a golpearme, moriría. "Olvidé decirte algo. Feliz cumpleaños, p*rra", escupió Xavier antes de salir de la habitación. Me abracé a mí misma, acostada allí en posición de feto mientras lloraba mares, deseando haber muerto yo aquella noche en lugar de mis padres.