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Alfa Loren

Alfa Loren

En proceso

Introducción
Leonardo Loren fue el hombre lobo más poderoso del mundo. Como Alfa de una manada colosal, podía tener cualquier cosa y cualquier persona que quisiera. Eso fue hasta que conoció a Eva. Ferozmente independiente, de voluntad fuerte y sin miedo. Ella era única. Y ella era todo lo que él odiaba. Sus personalidades chocan y su relación se convierte en un mar de turbulento resentimiento y hostilidad. Pero, ¿puede su innegable amor elevarse por encima?
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Capítulo

Alfa Loren:

"Me considero un caballero. Mi poder, mi fuerza y mis acciones están impulsados por una sola cosa: el instinto de proteger lo que aprecio. Por eso, presta atención a lo siguiente: si te interpones en mi camino, no te trataré con amabilidad. Al contrario, todo lo que verás será eterno sufrimiento y una angustia que va mucho más allá de tu comprensión".

-Alfa Leonardo Loren

Capítulo 1: Cameron

Pocas semanas atrás...

La música de la fiesta retumbaba toda la casa y el olor a adolescentes pegajosos inundaba el aire. Era el apogeo de la juventud descarriada por el alcohol y las drogas, que se besuqueaban estando borrachos y le ocasionaban un montón de molestias a los vecinos.

Por supuesto, no era lo mío, pero yo estaba con mi novio quien, como miembro estable del equipo de fútbol, se mezclaba regularmente con esta gente.

Cuando llegamos, juntamos nuestras manos sudorosas y nos abrimos paso entre la multitud hasta nuestro destino final: la mesa de bebidas.

No pude evitar reírme cuando intentó abrir su cerveza con los dientes, para luego aceptar el fracaso y agarrar el destapador que yacía en un charco de cerveza caliente sobre la mesa.

Después de servirme un trago yo también y apretarlo contra mi pecho, regresamos a la puerta con la esperanza de encontrar un poco de aire fresco sin el olor a vómito y al sudor de los cuerpos que bailaban dentro.

Justo cuando alcancé a ver la puerta y la brisa refrescante de afuera alcanzó mis mejillas sonrojadas, choqué contra un pecho duro. De inmediato, mi bebida se derramó y mojó mi blusa.

Luego de tambalearme por el choque y recuperar el equilibrio, una cara familiar me saludó.

Era Jake, un estudiante de último año, alto y bastante sexy. Como era uno de los amigos de mi hermano, andaba mucho por mi casa y siempre me topaba con él. Por supuesto, no literalmente... hasta esta noche.

—Lo siento mucho, Jake, fue mi culpa —exclamé mientras agarraba unas servilletas de papel y las frotaba en su remera.

—Eva, no te preocupes —dijo él, colocando su mano sobre la mía para detenerme—. ¿Qué es esto de todos modos? ¿Limonada?

—Sí... —respondí.

—¿No bebes? —inquirió.

Al instante, mis ojos se abrieron como platos.

—Emm, tomé una cerveza antes —afirmé—, es solo que...

—Relájate, ¿quieres? —me interrumpió con una sonrisa en su boca—. Me importa una mi*rda si estás bebiendo limonada o vodka puro... eres genial de cualquier manera.

De inmediato me reí con nerviosismo. —Gracias.

—¡Ey! ¿Qué me dices? ¿Quieres bailar? —preguntó de repente.

En ese momento, su mano reposaba en mi espalda mientras él sonreía cálidamente.

—Emm, estoy aquí con Cam...

—No, ella no quiere bailar porque, como sabes, es mi novia —intervino Cameron, viniendo detrás de mí y poniendo su mano en mi cintura.

—Oh, perdón, amigo. Olvidé que ustedes dos están juntos —dijo Jake.

Rápidamente, Cam gruñó y exclamó con sarcasmo: —Te olvidaste, ¿eh? Por supuesto...

Al instante, Jake levantó las manos y mostró sus palmas, a modo de defensa.

—Oye, no me meto con juniors —manifestó.

—No hay problema —dije, tomando la mano de Cameron.

—Sin embargo, aquí estás, poniéndote manos a la obra con mi novia —bufó Cameron—. Hace tiempo que tienes el ojo puesto en ella.

—Amigo, relájate —pidió Jake.

—Cam, fue un error —dije en un intento por calmarlo.

Pero él no se echaba para atrás. Al contrario, se acercó y le dio a Jake un empujón en el pecho.

—Mantén tus manos lejos de mi novia —exclamó Cameron.

—Mira, lo siento, amigo. No fue mi intención molestarte —comenzó Jake, pero antes de que pudiera terminar, Cameron se lanzó hacia adelante.

No pude evitar jadear cuando ambos golpearon el suelo.

—¡Cameron, suéltalo! —grité—. ¿O es que quieres ir a la cárcel?

Afortunadamente, solo pudo darle algunos golpes en la mandíbula a Jake antes de que mi hermano, Connor, los separara.

Rápidamente, Jake se puso de pie y miró a Cameron mientras Connor lo detenía para evitar que la pelea volviera a comenzar.

—¿Qué c*rajo, viejo? —preguntó Connor, llevándolo hacia las escaleras.

—Yo me encargo de él, Connor —afirmé mientras tomaba la mano de Cameron.

Mi hermano asintió y lo soltó, pero no le quitó su firme mirada de encima mientras subíamos las escaleras.

—¿Qué te ocurre? —pregunté molesta, luego de meterlo en una habitación y cerrar la puerta—. ¿Estábamos pasando un buen rato y un momento después golpeas a alguien?

Mientras hablaba, lo senté en la cama y crucé los brazos frente a mi pecho.

—Lo siento, pero lo he visto mirarte antes y estaba seguro de que si tenía la oportunidad iba a intentar algo contigo —se quejó Cam.

En ese instante, me senté a su lado y giré su rostro para que me mirara.

—Ignóralo —dije—. Soy tu novia y no tengo ningún interés en darle mi número ni nada parecido.

—Lo sé —asintió él.

—¿Y sabes que puedo defenderme? No necesito que vayas golpeando gente por mí —añadí.

Él volvió a asentir. —Me sorprende que se haya atrevido a probar su suerte contigo —comentó con una sonrisa antes de levantar su cerveza.

—Creo que ya has bebido demasiado —manifesté, mientras le quitaba la cerveza—. ¿Qué tal si volvemos abajo y te disculpas con Jake por dejarle al menos un ojo morado...?

—En un minuto —exclamó en casi un susurro mientras me sentaba en su regazo—. Primero tengo que darle a mi chica un poco de amor —dijo arrastrando las palabras y luego chocó sus labios contra los míos.

Yo le devolví el beso por unos momentos antes de alejarme.

—Vamos —le dije, riéndome de lo borracho que estaba—, bajemos.

—No, no. Todavía no —insistió.

Un segundo después, envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y comenzó a besarme de nuevo.

—Está bien, ya es suficiente, Cam. Quiero volver abajo —afirmé, sacando su mano de debajo de mi blusa.

—Tranquila, estoy seguro de que a Sarah no le importará que usemos su cama por un rato.

—¡Estoy bastante segura de que no le gustará en absoluto! —Me reí mientras le daba un pequeño empujón, medio en broma, medio en serio.

Sin embargo, él continuó besando mi cuello.

—No, Cam, aquí no. No es ni el lugar ni el momento. —Me mantuve firme.

—Oh, vamos, nena. Relájate un poco. Estamos juntos hace mucho, ya es hora... —balbuceó y el olor acre del alcohol en su aliento llegó a mi nariz.

—No —lo volví a rechazar.

Pero él no se detuvo.

—Cameron, suéltame.

Él gimió y continuó.

—Tienes que demostrarme que me amas, cariño —comentó de repente.

—Dije que no —bramé y lo empujé al perder la paciencia.

En ese instante, Cameron se tambaleó por la fuerza de mi empujón. Él no sabía mi secreto; en realidad, pocos lo conocían.

—¿¡Cuánto tiempo más quieres que espere!? —inquirió.

La verdad es que sabía que encontraría a mi pareja destinada algún día y, cuando ese momento llegara, Cameron y yo terminaríamos. Puede que lo ame, pero el amor de pareja es diferente e imposible de ignorar, por lo que hace mucho tiempo decidí que quiero reservarme para mi pareja destinada.

—Si me amaras, entonces respetarías mi decisión y no tratarías de presionarme para que lo hiciera —argumenté.

—Es absurdo. Las demás parejas lo hacen todo el tiempo —replicó él.

—Bueno, entonces esto no va a funcionar —murmuré al tiempo que me sentaba en la cama y lo miraba.

De inmediato, Cam miró hacia abajo mientras la comisura de su labio se crispaba. Esperaba que se sentara a mi lado y se disculpara, esperaba que yo significara más que sexo para él.

Pero en cambio, mantuvo contacto visual conmigo por unos segundos y luego la expresión en su rostro se endureció.

—Bien —contestó—. Después de cinco meses, ahora podré tener sexo.

Después de eso, bajé las escaleras con lágrimas en los ojos. Connor, que estaba parado en el fondo, me miró confundido.

—¿Eva? ¿Qué ocurre? —preguntó.

—¿Podemos ir a casa? —pedí entre sollozos.

—Por supuesto.

Y así fue como rompí con mi novio. Si me lo preguntas, fue una experiencia beneficiosa para mí. ¡Lo amé cada segundo!