"Estás embarazada".

Nan Qi salió del hospital con el resultado del examen en la mano, con las palabras del médico aún retumbándoles en la cabeza.

¡No podía creer que fuese cierto!

Ahora, tendría que responsabilizarse por esa vida que llevaba en su vientre.

Sin embargo, sólo tenía veinte años y por ello, debía tratar de convencer a sus padres para que le permitieran tener al bebé.

Nan Qi pertenecía a una familia adinerada de Yu City, que vivía en una súper espaciosa villa de cuatro pisos y techo inclinado.

La lámpara de araña de cristal que colgaba del techo le daba un toque magistral al salón.

Tan pronto atravesó la puerta, se encontró con la Sra. Nan y Nan Shengxia, su hija adoptiva, sentadas en el sofá viendo la televisión.

Su madre la vio de reojo y de inmediato se enfureció: "¿Adónde fuiste tan temprano esta mañana? ¿No me digas que te pasaste todo el día jugando? ¿Sabías que toda la familia estaba esperando que llegaras?"

Nan Qi estaba acostumbrada a ese tipo de escenas y respondió: ¿No te acuerdas? Dije que hacía poco había comenzado a trabajar en una tienda de té con leche".

La Sra. Nan le contestó aún más alterada: "¿No te dije que no fueras? ¿Acaso crees que sigues siendo la misma campesinita? ¿Esta familia tiene problemas de dinero?"

"Mamá, Nan Qi acaba de regresar a casa y quizá tiene muchos gastos. ¿Por qué a partir de ahora, no le das la mitad del dinero que me asignas a mí?", sugirió Nan Shengxia tratando de apaciguar los ánimos.

"¡No seas tonta! ¿No te parece suficiente con regalarle tu ropa y los bolsos? ¿También quieres darle parte de tu mesada? Es una lástima que seas tan amable pero que ella no lo sepa valorar", ripostó la Sra. Nan sintiendo pena por su hija, mientras miraba con desagrado a Nan Qi.

Su mamá seguía enfadada y se había negado a comprarle algo hasta ese momento, únicamente porque ella no había aceptado un montón de ropa y bolsos usados y pasados de moda.

¿Cómo podría ser motivo suficiente algo tan reciente?

Nan Qi chasqueó la lengua de forma casi inaudible y se fue directo a su habitación.

La familia Nan tenía cinco hijos, tres varones y dos hembras. Nan Shengxia era la princesa de la casa porque toda la villa se había reformado, en vista de que ella necesitaba un salón de música, un estudio de dibujo y una sala de baile para su uso exclusivo.

Desde hacía seis meses tras la liberación de Nan Qi, la familia estaba preocupada por el hecho de que la hija adoptiva se sintiera presionada por el regreso de la descendiente biológica. Por ello, decidieron no darle una habitación adecuada, sino que la mandaron a dormir en la habitación del servicio ubicada en el primer piso.

"Nan Qi, ¿ya llegaste? Ven y siéntate que quiero decirte algo".

Nan Jinhong y Nan Qingfeng, el padre y el hermano mayor de Nan Qi bajaron las escaleras uno detrás del otro.

"¡Ah!"

Ellos no la trataban mal y por ello, disimuló su incomodidad y fue a sentarse en el sofá.

La Sra. Nan se hizo de la vista gorda ante la palidez de Nan Qi y dijo: "Te vas a casar con un miembro de la familia Chi, en lugar de Shengxia".

Ella contestó atónita: "¿Qué dijiste?"

Nan Jinhong se sintió avergonzado y le explicó pacientemente: "Nuestra familia acaba de participar en un proyecto de esa familia y no podemos pelearnos con ellos en este momento. Por eso, aunque Shengxia era quien estaba comprometida, tú eres nuestra hija mayor y la Sra. Chi entendió la situación y accedió a que te cases con su hijo".

"¿Pero qué tengo yo que ver con eso?"

Cuando ella regresó por primera vez a la casa, todos le advirtieron con severidad que el Sr. Chi era el prometido de Shengxia, y que no debía ni pensar en él.

Pero ahora que se había quedado paralizado a causa de un accidente automovilístico, de repente todos se acordaron de que ella era la hija mayor.

¿Acaso se trataba de una broma?

Al ver que ella no valoraba el favor que le estaban haciendo, su madre frunció el ceño impaciente y dijo: "¿No estás feliz? La familia Chi es una familia adinerada y poderosa y tan pronto te cases, podrás convertirte en una joven dama y disfrutar de la buena vida, ¿no crees?".

¿Tener una excelente vida?

¿Pero por qué no le brindaba esa extraordinaria oportunidad a Nan Shengxia?

"¡Um...!", exclamó Nan Qi levantando una ceja, mientras se sonreía entre dientes. Luego colocó el resultado del examen sobre la mesa y afirmó: "Estoy embarazada pero no tendría ningún problema en casarme, si la familia Chi acepta que estoy esperando un hijo de otro hombre".

La noticia cayó como una bomba, y todos quedaron inconscientes con la explosión.

La Sra. Nan fue la primera en reaccionar queriéndole dar una bofetada, y con expresión iracunda dijo: ¿Cómo pude parir a un ser tan desvergonzado como tú? ¿Cómo crees que vas a casarte con el hijo de esa familia en esas condiciones?"

"¿Um?"

Nan Qi levantó la vista y su mirada sonriente se tornó fría como el hielo.

Su madre creyó que estaba viendo un cadáver, porque no había emoción ni calidez en sus ojos.

Con sólo mirarla, un enorme escalofrío recorrió el cuerpo de la Sra. Nan y su mano se detuvo al instante, sin atreverse a dar un solo paso.

Después reinó un silencio sepulcral en el salón, y Nan Qi volvió a su habitual imagen inocente, tras soltar una carcajada de repente y afirmar: "En realidad, me da igual porque después de todo, no me importa ser parte de esa familia y que ellos críen a mi hijo".

"Eres una desvergonzada", contestó la Sra. Nan tras sobreponerse del impacto, aunque ya no lucía tan arrogante como de costumbre.

Al percatarse de que su madre adoptiva ya no tenía la sartén por el mango, Nan Shengxia dijo: "Pero tú no tienes novio, ¿verdad? No me digas que ese niño es de..."

Y luego se detuvo adrede para que todos empezaran a imaginar cualquier cosa.

Su padre iba a preguntarle quién era el padre de la criatura, pero al escuchar a su hija menor, su expresión cambió radicalmente y dijo: "Alguien tan desvergonzado como tú no forma parte de nuestra familia. Por ello tienes dos opciones: o interrumpes ese embarazo y te casa con el hijo de la Sra. Chi, o te desapareces para siempre".

Había cierta satisfacción en el rostro de Nan Shengxia, quien empezó a suplicar con tono de lástima: "Papá, no te agites demasiado y piensa en tu salud. Quizá Nan Qi esté confundida un tiempo, pero no la alejes de nosotros. En realidad todo es culpa mía. Estoy dispuesta a casarme con él para que todos ustedes estén bien..."

Al ver su angustia y sensatez, Nan Jinhong la consoló al instante diciendo suavemente: "No permitiré que te cases con el hijo de la familia Chi. Ya se me ocurrirá algo, no te preocupes".

El corazón de Nan Qingfeng se ablandó y dijo mirando a Nan Qi decepcionado: "Siempre pensé que eras una chica sensata. Por eso, si aún sientes un poco de compasión por la familia, no le des esa preocupación a nuestros padres".

"¿Piedad familiar? Lo siento pero no tengo ninguna", contestó ella y se levantó de repente, sin el menor rastro de sonrisa en el rostro. Luego añadió: "Como elegí tener a mi hijo, decidí cortar todo nexo con la familia".

"Tú...", habló su madre de nuevo para maldecirla.

"Yo, Nan Qi, decidí que de ahora en adelante cortaré todo vínculo con la familia, y que por lo tanto no volveré a hablar con ustedes", afirmó ella y después agarró el resultado y se fue a su habitación a empacar sus cosas.

Cuando tenía tres años, Nan Qi fue secuestrada por unos traficantes de personas que se la llevaron al campo, y hacía tan sólo seis meses que había regresado a casa.

Desde el mismo instante en que ella cruzó la puerta de la casa, su madre empezó a reprenderla por todo, y el segundo y el tercero de sus hermanos la ridiculizaban a cada momento.

Nan Jinhong y Nan Qingfeng eran amables con Nan Qi, pero parecía que ahora consideraban a Nan Shengxia como una más de la familia, y no ella.

Decidió no seguir forzando las cosas, porque era muy difícil sentirse bien con unas personas a las que no había visto desde hacía 17 años. 

Diez minutos después, Nan Qi abandonaba la casa de la familia Nan con una mochila en la espalda.

Mientras se alejaba, escuchó la voz de la Sra. Nan detrás de ella.

"Afortunadamente, lo supe desde un principio y por ello no le di dinero ni le compré nada. Esa es una pobre campesina que no tiene a dónde ir. Me gustaría saber cómo va a ganarse la vida. Ya verán que en menos de tres días regresa a la casa y se casa sin chistar con el hijo de la familia Chi..."

Al escuchar sus palabras, Nan Qi no pudo contener la risa porque cuando decidió regresar a Yu City para estar con su familia, ella compró un lujoso apartamento, en caso de que las cosas no salieran bien.

Sin embargo, debía hablar con el padre de su hijo antes de mudarse a su nuevo hogar.

Por eso, sacó su teléfono y marcó un número. Al escuchar su voz, Nan Qi fue directo al grano: "Bo Yanxi, ¿eres tú? ¿Aún te acuerdas de esa noche en la habitación 818 del Hotel Champs Elysees hace un mes? Bueno, en 40 minutos estoy en tu oficina para que hablemos. Mi apellido es Nan. Por favor dile a la recepcionista que me permita pasar porque de lo contrario, tendrás que asumir las consecuencias de lo que pueda pasar".