Los dedos de la chica tamborilearon la mesa al escuchar el tono de espera al otro lado de la línea. Luego de seleccionar una de las opciones con los dígitos que le pedían esperó un poco más. Sin duda era lo más tedioso del mundo.

　　Finalmente, la música de espera se aplazó al momento en que escucho el teléfono descolgarse al otro lado de la línea.

　　—Buenos días y todo ese royo que sigue, usted está llamando a TMR, la mejor compañía para celulares, bla, bla, bla. ¿Qué quiere?

　　Vany rio no sin antes apartar un poco el teléfono para ver si había marcado al número correcto. – ¡Woh! Te escuchas casi tan desgraciado como mi primo cuando le presto su celular a ese chico en un callejón a las afueras de la ciudad.

　　—Déjame adivinar, no volvieron a ver al celular.

　　—No que va, no volvimos a ver a mi primo. Mi tía Diana rumora que ahora trabaja de camarera en un bar de mala muerte, el otro día escucharon a unos conocidos comentarlo.

　　— ¿Qué no es hombre?

　　— Exacto.

　　Hubo un silencio profundo en la línea. El chico se aclaró la garganta antes de romperlo.

　　—Como sea, ¿Qué quieres?

　　—Uy, ese respeto. ¿Acaso te levantaron a palos?

　　—Mire no tengo su tiempo, mi jornada termina en unos minutos y no me pagan el tiempo extra, así que espero que me diga su problema para que le pueda decir que venga en la semana porque yo no la puedo ayudar y así uno de los dos podamos colgar pronto.

　　Otra risa de Vany. — ¿No le gusta hablar conmigo?

　　—No.

　　—Sinceridad— Canturrió la chica riendo aún. Comenzaba a desesperar al muchacho que pacientemente luchaba con sus ansias de colgar. –Bueno, este es el asunto. Pague los datos hace una semana y ahora no me aparecen, estoy segura de que deberían salir, no les debo nada y como no me den una buena explicación iré a bailar en la tumba de su fundador o lanzare maldiciones vudú. Así es, yo también ando de malas.

　　Un suspiro al otro lado de la línea. — ¿Ya probó encendiendo los datos en la configuración de su teléfono?

　　—No me venga con tonterías, de ser tan fácil no estaría llamando.

　　—Pruébelo.

　　—No, exijo una respuesta más explicativa y lógica.

　　—Este es el asunto, tiene los datos apagados, solo entre y préndalos, cuando los encienda tendrá los servicios de vuelta y podrá hablar con sus amigos así que hágalo y déjame tranquilo, ¿De acuerdo?

　　—A usted no lo despertaron a palos, más bien a fierrazos.

　　—¡Solo encienda los benditos datos y déjeme seguir con mi vida!.

　　Vany suspiro abriendo la sección multitareas de su celular dejando aún abierta la conversación con el asistente telefónico y entrando a configuración, una vez ahí siguió las instrucciones del joven llegando de esa manera al área de datos y efectivamente, estaban apagados.

　　—Aja, era eso.

　　—¿Cuelgas usted o yo?

　　—Esperé un minuto, yo no los apague, ¿Por qué calcetines estaban apagados?

　　— Supérelo hay veces que el celular se desconfigura.

　　A este punto el muchacho de la asistencia telefónica ya estaba perdiendo la paciencia.

　　—Me vale si se desconfigura solo o lo desconfigura un marciano, yo quiero que.... ¿Bueno? ¿Hay alguien ahí? ¿Señor amarguetas?

　　La chica despego el celular de su oreja viéndolo fijamente, le había colgado.