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Alfa Jacob

Alfa Jacob

Terminado

Introducción
Lilia tiene su vida planeada con su pareja Adan hasta que su ceremonia de apareamiento pone su mundo patas arriba. Rechazada y traicionada, no tiene más remedio que aceptar la nueva manada que le ofrece refugio a pesar de que es la manada más fría conocida por su especie, cuyo viejo alfa mató a su madre. Sin embargo, está emocionalmente perdida y no puede ver más allá del destino cuando conoce al nuevo alfa Jacob. Ella puede sentir los secretos que guardan, pero ¿se dará cuenta de que los secretos son sobre ella? ¿Vivirá para el destino que la Diosa de la Luna le ha trazado?
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Capítulo

—Así que Adan elegirá pareja esta noche —comentó mi mejor amiga Mía.

No pude contener mi risita tonta, llena de entusiasmo.

—Sí, Mía, estoy tan emocionada. Aunque la verdad también estoy algo nerviosa —le dije mirándola bastante feliz. Di unas palmaditas en mi pecho, como si estuviera tranquilizando a un bebé, para poder calmarme.

—Solo relájate. Estoy segura de que serás la persona más feliz esta noche —me consoló ella, agarrando mis brazos.

—Pero ¿y si no me elige como su pareja? Sabes cuánto amo a Adan. No puedo imaginar no ser la persona adecuada para él —expresé con preocupación, mirando a mi amiga.

—No, no tienes que preocuparte por eso. Definitivamente te convertirás en su futura Luna.

No sabía por qué estaba tan segura de eso. Quizá solo intentaba aliviar mi ansiedad.

—Lilia, no importa qué, recuerda que te amo y lo haré para siempre. No hay nada que no hiciera por ti. Hermanas hasta el final —me dijo con un brillo en los ojos.

Pude ver un destello de emoción en el semblante de su rostro, pero se esfumó tan rápidamente que no pude percibir su significado.

Cuando yo tenía 13 años, mi madre falleció y las personas más importantes en mi vida fueron mi padre y mi abuela María.

Sin embargo, cuando luego conocí a Adan y Mía, me trataron tan bien que pronto les tomé muchísimo cariño. Creo que Dios me bendijo con su presencia.

La miré y me sentí muy afortunada por tener tan buena amiga. Estaba rodeada de mucho amor, así que me sentí muy satisfecha con la vida que tenía.

Los ojos de Mía brillaron bajo la luz de la luna y esbozó una deslumbrante sonrisa en su rostro. Pude sentir que se sintió insegura. Agarré su brazo, lo envolví en el mío y lo acaricié.

—Este es el inicio de todo —le comenté con una sonrisa.

La música era cada vez más fuerte a medida que nos acercábamos. La manada completa esperaba fuera a que nuestro Alfa se dirigiera a nosotros. Quedamos asombrados cuando la Luna Jackson salió por la puerta y nos sonrió a todos. Era tan hermosa que no podía quitarle los ojos de encima mientras se desplazaba con elegancia entre la manada.

El Alfa Jackson también caminó entre la manada, cuando todos nos abrimos paso para él. Lo miré incluso sabiendo que, aunque había salido con su hijo durante tres años, a él no le agradaba. No sabía la razón, pero no me importaba, siempre y cuando Adan me quisiera. Me pregunté si esa mirada en su rostro era debido al desdén que sentía por la idea de que yo me convirtiera en la pareja de su hijo.

Estando en pie, nos miró a todos y sacudió las manos a modo de saludo.

—Esta noche, querida manada, celebraremos que nuestro hijo Adan elegirá a su pareja de entre todos ustedes —habló a la vez que nos relajábamos y lo mirábamos. Sus ojos no denotaban lo mismo que su sonrisa, pero sus palabras me pusieron la piel de gallina.

Adan apareció justo luego de eso y mi estómago se encogió por la emoción que me causó ver a mi hombre frente a todos. Mía tomó mi mano con fuerza y la acarició con su pulgar.

—Todo estará bien —me susurró. Pensé que solo quería tranquilizar mi nerviosismo.

Nunca llegaría a comprender todo lo que pasó después. Cómo me lo perdí todo en un abrir y cerrar de ojos. Adan caminó hacia nosotras entre la multitud. Su lobo siguió yendo hacia delante, causando que un escalofrío recorriera mi espalda y la emoción engrosara mis venas.

Su energía se sintió en el ambiente como si fuera la de un animal poseído y yo me preparé para recibirlo. Me puse en pie y abrí los brazos para darle la bienvenida. Sus ojos se encontraron con los míos, pero pude notar un brillo en su mirada que nunca antes había visto. Percibí entonces el destello del reconocimiento de su pareja en sus ojos. Y pensé que era para mí, pero de inmediato dejó de mirarme y se fijó en Mía.

Ella bajó la mirada hacia el suelo y no se dio cuenta de que Adan se había arrodillado ante ella. Cuando lo hizo, se espantó.

—Ya hemos hablado de esto antes, Adan. Tenías que elegir a Lilia. ¿P... por qué haces esto ahora? —titubeó.

—Perdóname. Es solo que no puedo resistir a mi deseo por ti. No puedo evitarlo —explicó él con gimoteos que expresaban su dolor.

Miré con horror cómo mi novio tomaba el rostro de mi mejor amiga entre sus manos y lo elevaba hacia él. Los ojos de ambos se encontraron y brillaron al instante.

Recordé, entonces, que Mía ya había cumplido los 18 años el mes pasado. Entonces, ¿ya sabía que Adan era su pareja predestinada?

—Eres mi pareja —le dijo Adan a mi mejor amiga. Vi sus ojos brillar aún más. Se acercó a mí para hablarme, pero yo solo pude gritar:

—¡No!

El gruñido de Adan retumbó a través de él de manera tan fuerte que los miembros de la manada retrocedieron. Mis ojos denotaron todo el dolor y la traición que sentí en mi interior.

Mía quiso hablar conmigo para poder explicármelo todo.

No pude evitar retroceder mientras ella se levantaba para acercarse a mí. El hambre que él sentía por mi amiga era evidente en su mirada. Cómo no me había dado cuenta antes, en todas esas veces que los había visto juntos. Nunca cuestioné la cercanía entre ellos porque Mía era mi mejor amiga.

—Lilia —habló con suavidad—. No esperaba esto. No quería lastimarte.

Pude sentir que la mirada de todos en la manada ardía ante nuestra presencia mientras Mía intentaba acercarse más a mí.

—Perdóname, Lilia —me pidió.

Ella era elegante y llena de gracia, y todo lo que yo no era en ese momento. Negué con la cabeza con lágrimas cayendo por mis mejillas.

—Pudiste habérmelo dicho —le reproché.

—Lo intenté, pero, cada vez que lo intentaba, temía lastimarte. Sé cuánto amas a Adan. Tenía miedo de perderte. L... le pedí que te eligiera como su pareja, pero no esperaba que no lo hiciera... —me explicó y tocó mi mano.

Zafé mi mano de la suya y negué con la cabeza, incrédula.

—¿En serio? Si me hubieras dicho la verdad, habría aceptado mi destino porque tú y él son lo más importante en mi vida. Pero mira lo que has hecho. ¡Me lastimaste mucho peor! ¿De verdad crees que si me hubieras emparejado con Adan a la fuerza, haciéndome creer que yo era su pareja, me habrías hecho feliz? No pienso rogar el amor de nadie ni nada parecido. No mendigo por limosnas. ¿Por qué no paras de ser tan pretenciosa? Tú, p*rra.

—Lilia, detente. No le digas cosas tan crueles —se interpuso Adan, colocándose a su lado, como si fuera yo la única que debía retirarse de aquel ritual de emparejamiento.

—¿Crees que soy demasiado dura con ella? ¿Qué hay de mí? ¿Acaso no están siendo demasiado duros conmigo? Mi sueño era convertirme en tu pareja, pero todo fue una gran mentira. Resultó que estaba intentando tomar el lugar que le correspondía a mi mejor amiga. ¡Ja, qué mal chiste! Ahora la defiendes, gritándome como si no fuera nadie, después de que estuvimos saliendo tres años. Adan, ¿de repente actúas como si no significara nada para ti? —le grité de manera histérica, con toda la rabia en mi interior.

Pude ver un atisbo de culpa en el brillo de sus ojos.

—No pude resistirme al destino que la Diosa Luna dispuso para mí. Solo acéptalo, Lilia. ¡Deja de comportarte tan irracionalmente!

Sus palabras se clavaron en mi corazón como cuchillos afilados y sentí que todo mi mundo colapsó. No entendía por qué ese hombre estaba siendo tan cruel conmigo. Ya ni... ya ni siquiera sabía si realmente me había amado o no. Al final, yo era la única que soñaba con pasar el resto de mis días a su lado.

Los ojos de Mía reflejaron su miedo y pánico mientras intentaba explicármelo otra vez. Pude notar que tenía el rostro pálido. Lucía precariamente frágil.

Pero, de repente, vi que Adan tomó su mano y, entonces, toda mi ira alejó la poca cordura que me quedaba. Levanté mi mano para abofetearla, pero Adan me detuvo, sujetando mi muñeca. Miré sus ojos. No tenía ningún atisbo de amor o remordimiento, solo rabia. Apretó tan fuerte mi brazo que parecía que quería triturar mis huesos.

Sin darme tiempo a reaccionar, sentí una fuerte bofetada sobre mi rostro. Lo miré totalmente incrédula.

Respiró profundo y entonces habló:

—Lo siento, Lilia. Solo quiero que te tranquilices. Mía es la pareja que la Diosa Luna eligió para mí. Te guste o no, solo debemos aceptarlo. Por favor, acompáñanos en este ritual en silencio o simplemente vete.

¿¡Qué!? ¿Acababa de golpearme? Podía sentir aún el dolor ardiente en mi mejilla. Volví a mis cinco sentidos, pero la ira volvió a inundar mi cabeza. De manera inmediata, levanté mi mano y acumulé toda la fuerza que mi odio me permitió para golpear a Adan con una sola bofetada. ¡Cómo se atrevía!

Estaba tan enojada que no pude notar que la Luna se había acercado a nosotros para impedirme que lastimara a su hijo. Cuando me di cuenta, mi mano ya estaba a punto de estallar contra su rostro en lugar del de Adan. Ya no pude detenerme.

Vi a la Luna tambalearse. Y el sonido del asombro de todos los presentes alcanzó mis oídos. No supe cómo reaccionar.

«Oh, m*erda. ¿Qué he hecho?», pensé.