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Rosa con Espinas

Rosa con Espinas

Autor:Hegoa

En proceso

Introducción
Relata la historia de Andrea... ¿Miller?, nacida el 6 de mayo del 2000, de 21 años de edad, de 1.61cm de altura, una belleza natural de ojos marrón claro, cabello largo lacio y negro como el azabache, para muchos en su ciudad natal conocida como "La Rosa con Espinas" pero, ¿por qué? Viene una guerra, ¿será ella la causante o la salvación? Una guerra de mentiras y verdades. Traiciones y lealtad, amor y odio. Su pasado y su futuro se cruzarán para hacerla tomar una decisión que podría cambiar el destina de Ellos y La Agencia.
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Capítulo

00:04

Luces... 

Veo luces neones a mi alrededor...

¿Dónde estoy?

Bajo la mirada y me encuentro con la realidad, en medio de la pasta hasta el tope de vodka bailando sola de nuevo.

Vaya resaca tendré mañana. - Pensé mientras buscaba cómo salir de entre la multitud hasta el baño de mujeres. - Huele a sudor y a humo este lugar.

Logré salir de entre la multitud hasta el baño de mujeres dónde me apoye sobre el lavabo y miré mi reflejo, mi cabello, largo y de color café, está hecho un desastre pero mi maquillaje sigue intacto, gracias tutoriales de piel blindada en Tik Tok. Tomé mi bolsa para sacar un cepillo y arreglar mi labial, mientras lo retocaba dos chicas llamaron mi atención, una rubia llorando y su amiga castaña con el móvil en la mano, al parecer leyendo algo.

Primera ebria llorona por un hombre de la noche, yupi. - Pensé con sarcasmo hasta que la castaña hizo un comentario que llamó toda mi atención.

- Gina, no puedes seguir en esa relación, ¿hasta cuando? ¿Vas a esperar que te ponga una mano encima para darte cuenta de que es un tipo peligroso? - Dijo su amiga mirándola preocupada con el móvil en su mano.

Guardé mi labial y tome mi bolsa colocando la cadena de esta en mi hombro y acercándome a ellas.

- Hola, disculpen que me entrometa, Gina, ¿no? - Dije amable mirando a la rubia que subió su mirada, con su rímel estropeado, y me miró confundida.

- Si... ¿Quién eres? - Dijo sollozando mientras limpiaba una lágrima que caía en su mejilla.

- No me conoces ni yo a ti pero eso no importa, soy Andrea, escuché el comentario que hizo tu amiga y solo quiero decirte algo: ese tipo de hombre no cambia, si es posesivo y celoso en exceso contigo, amiga, corre de allí, no esperes a que te ponga una mano encima, sé lo que digo. - Le dije mientras sacaba una toallita desmaquillante de mi bolso y la tomé de la barbilla para comenzar a limpiar su maquillaje corrido.

- Pero yo lo amo...

- Y el te dijo que te amaba hasta que lo encontraste con tu prima y aún así lo perdonaste. - Dijo su amiga, quién me tendió un estuche de maquillaje.

- Aparte de tóxico, infiel. Los hombres no me sorprenden más solo porque no tienen cola. - Respondí a eso antes de que la rubia pudiera decir una palabra. - Escucha, cielo. - Tomé una máscara de pestañas y comencé a colocarla en las pestañas de la rubia, que afortunadamente había controlado su llanto hace rato. - Ese tipo de chicos vienen, al principio son tan lindos como un oso de peluche, te endulzan, te hacen bajar tus defensas hasta que se meten en tus venas y luego... ¡BAM! Infidelidad, victimización, abusos, amenazas y te llevan al punto dónde o te conviertes en la mujer que vive con miedo o en la que le rompe un florero en la frente y le coloca una orden de alejamiento.

- Yo no quiero que me golpee... Pero tengo miedo de lo que pueda llegar a hacer... - Soltó la rubia cuando terminé con sus pestañas y tomaba un polvo suelto y el rubor.

- Mira, tú harás algo, ¿el vive contigo? - La chica negó. - ¿Cerca de tu casa o de algún familiar cercano? - Volvió a negar.-  Bien, lo que harás será bloquearlo por el resto de la noche, ¿vale? - Guarde las cosas y tomé su cabello arreglándolo un poco. - Saldrás allí y vas a mover el culo hasta abajo con tu amiga y con quiénes hayan venido, disfrutarás tú jodida noche porque estás divina y si lo necesitan... - Tendí la mano hacia su amiga quién me dio dudosa el móvil de la rubia desbloqueado, lo que me dio tiene de grabarme la cara y nombre del tipo antes de salirme de la aplicación y agendar mi número, llamé a mi móvil para que me quedara registrado y lo devolví a la castaña. - Me llaman, ¿vale? Sean las 2, 3 o 7 de la mañana, si lo necesitan las pasaré buscando donde estén.

- Muchas gracias, creo que esto era lo que necesitaba de parte de mi mejor amiga y de una extrañaba. - Dijo la rubia volteándose a ver al espejo y abriendo los ojos de par en par al ver que la dejé como nueva. - Gracias, de verdad espero volver a vernos.

Coloqué un poco de lip gloss en mis labios color nude matte y le guiñé un ojo. - Para eso estamos preciosa.

Caminé hasta la puerta de entrada del baño y antes de salir escuché un: "Te llamaré, guapa". Salí del baño con una sonrisa y me dirigí hasta la salida de la disco, fui hasta mi coche y una vez dentro quité mi vestido colocándome un traje de cuerpo completo color negro, saqué mi otro móvil de debajo del asiento del copiloto y lo busqué, busqué a ese desgraciado.

"Edgardo Villas", encontré todas sus redes sociales en menos de dos minutos y cinco minutos después ya había hackeado su móvil encontrando su ubicación, parecía estar en un departamento.

Conduje hasta un aparcamiento donde dejé mi coche y me subí a una moto para dirigirme hasta donde estaba el asqueroso tipo. Estacioné mi moto en un callejón oscuro al lado del edificio donde esté me marcaba la ubicación que me marcaba el radar, decía que estaba a un par de metros.

- Bueno, hora de estrenar el traje. - Oprimí un botón que hizo que mi traje de volviera pegajoso y comencé a trepar hasta que el radar me indicó que estaba a 5 metros de distancia, asomé mi cabeza por la ventana que daba hacia un cuarto donde lo vi revolcándose con una chica de rasgos asiáticos bastante sexy. - Mal gusto de tienes, asqueroso de mierda. - Susurré. Me escabullí hasta el balcón del departamento y, silenciosamente, abrí la puerta de vidrio que daba hacia el interior. Una vez dentro, desconecte el Wi-Fi junto con el móvil local, me coloqué un pasamontañas y entré a la habitación apoyándome del marco de la puerta y encendiendo la luz.

- ¿Pero qué...? - El tipo fortachón se puso de pie al instante, girándose a la puerta mientras la chica en la cama cubría nerviosa su cuerpo con las sabanas. - ¿Y tú quién eres?

- Vaya que tienes buenos gustos con las chicas, ¿eh? - Caminé hasta la pelinegra y le tendí la mano. - ¿Vives aquí? - La chica negó nerviosa. - Ven nena, espérame en el sofá vestida, no te haré daño. - La chica tomó mi mano y con la otra recogí sus prendas y la saqué de la habitación. - No te asustes.

Nos encerré al fortachón y a mí en la habitación quitando mi pasamontañas y soltando mi cabello.

- ¿Quién e... - No tuvo tiempo de terminar la frase puesto que la patada en sus bolas lo tiró al suelo del dolor. - Toma lo que quieras, el dinero está en mi pantalón junto a mi móvil, no diré nada lo juro pero no me hagas daño.

- Eres patético... - Impacte una patada en su estómago que lo hizo sangrar por la boca mientras recogía el dinero de sus pantalones y lo obligaba a desbloquear su móvil mientras revisaba sus conversaciones, haciendo pantallazos a todo y enviándoselo todo a Gina desde, cómo la engañó con su prima hasta la parte en la que planeaba secuestrarla para que su familia le diera dinero y así escaparse con la amiga de una de sus otras cuatro novias, a las cuáles también les envié todo porque planeaba hacer lo mismo con todas. - La próxima vez que pienses en hacerle daño a una chica por dinero o diversión... - Tomé un bate que vi como decoración en su pared. - Recuerda esta noche y lo que te puede pasar si te atreves siquiera a ponerle un dedo encima a alguien más.

Después de que la rata comenzó a suplicar por su vida me detuve, tirando el bate a un lado.

- La chica de afuera, ¿quién es? - Pregunté fría y llena de repugnancia, conocía a la chica perfectamente pero no debía levantar sospechas.

- Es... Una chica a la que le coquetee hoy en un bar... No la conozco pero... Por favor... - Dijo entre ahogos y moretones.

Me agaché hasta su oído y susurrando le dije. - Deberías dejar de usar tantos esteroides, "fortachón". Pobre de la chica que se tenga que meter ese mini Cheeto. - Le dije burlona y me levanté para salir salir de la habitación. - Por cierto, te recomiendo prepararte porque todas tus novias ya saben de tus asquerosos planes y probablemente quieran venganza.

Salí de la habitación donde la chica me esperaba cómoda en el sofá viendo su móvil como si nada, subió su mirada y me sonrió. - ¿Lista?

- Ese imbécil no querrá volverse a coger a nadie por un tiempo. - Reí mientras tomaba a la chica de la cintura.

- No sé ni cómo todas ellas caen babeando por el, es el pito más corto y feo que he visto nunca. - Se burló ella mientras caminabamos hasta la puerta.

- Bueno, al menos su cartera estaba llena. - Le tendí un par de billetes mientras salíamos del departamento y caminábamos hasta el elevador.

- Valió la pena, ¿me llevas a casa o vamos a la tuya? - Guardó los billetes en su bolsa y me miró.

- Te llevaré a tu casa Mei, creo que tuviste mucha acción por hoy y apenas son las dos de la mañana. - Ignoré su indirecta mientras nos subíamos al elevador y marqué planta baja.

- Está bien, Andrea.

Salimos del edificio hasta mi moto y me dirigí hasta la casa de la pelinegra donde intentó darme un beso de despedida a lo que respondí con un beso en su mano.

- Te llamaré en unos días, buenas noches. - Arranqué mi moto y me fui de allí hasta el estacionamiento dónde había dejado mi coche, me subí a este quitando mi traje y colocando mi vestido nuevamente y manejé hasta mi departamento. Al llegar, tire mis llaves y cartera por algún lado de mi departamento y fui hasta mi habitación cayendo en mi cama viendo el móvil y quedándome dormida casi al instante.

4:00

Me despertó mi tono de llamada.

Llamada entrante de Gina.

Mierda. - Me senté en la cama y deslice el botón verde.

- ¿Hola? ¿Andrea? Es Raquel, la amiga de Gina. Disculpa la hora, el ex novio de Gina se apareció aquí, estamos en el baño de mujeres, Gina no para de llorar y no sabía a quien llamar. - Se oía alterada y pude escuchar el llanto de la rubia al fondo.

Doble mierda. - Salté de la cama sosteniendo el móvil con el hombro y mi oreja mientras me colocaba unos jeans y los zapatos. - Voy para allá, quédense allí hasta que reciban mi llamada, trata de buscar una manera de salir sin que las vea.

- Está bien, gracias de nuevo.

Colgué la llamada y salí corriendo de mi departamento hasta el elevador para bajar al estacionamiento. Corrí hasta mi coche y conduje lo más rápido que pude sin arriesgarme a una multa.

A una manzana de distancia tomé mi móvil y puse el altavoz mientras llamaba a Gina pero no respondía.

Triple mierda. ¿Acaso no le bastó la paliza de hace un rato? - Estacioné frente al local y noté que casi en la esquina estaban Gina y Raquel, Gina era tomada por el cabello por la mano de Edgardo mientras Raquel trataba eufórica de que la soltara. Aparqué un poco más adelante del local y me bajé del coche con mi tubo para emergencias.

El grandulón al parecer no notó mi presencia y lo único que sintió fue un golpe en la cabeza que lo tiró al suelo inconsciente. Tomé a Gina del brazo, levantándola del suelo, y le hice un gesto a Raquel para que me siguiera.

Una vez en el coche Raquel habló.

- Habíamos logrado salir sin ser vistas cuando él la tomó por el cabello por sorpresa, parecía que le habían dado una paliza y la arrastró, olía a whisky y cerveza, creo que estaba ebrio. - Ambas estaban nerviosas y se notaba que habían estado llorando.

- Vamos, iremos a mi departamento, allí pueden bañarse y dormir tranquilas, cuando despierte lo más seguro es que intente ir a sus casas a hacer un show.

Luego de unos quince minutos de viaje silencioso y apunto de llegar Gina habló.

- Andrea...

- ¿Si? - Levanté la vista y la miré por el retrovisor.

- Gracias...

- De nada, linda.

Una vez en mi departamento les ofrecí ropa y el baño de mi cuarto y el de invitados para que tomaran una ducha caliente mientras preparaba unos sándwiches con chocolate caliente para las tres. Ambas salieron de ducharse casi al mismo tiempo y la cena-merienda-desayuno ya estaba lista.

- Eso huele muy bien, gracias y tú baño es increíble, gracias también por eso. - Dijo Gina mientras ambas se sentaban en un taburete frente al mesón de la cocina donde estaba la comida.

- Para eso estamos, el chocolate está caliente, cuidado. - Dije dándole un sorbo a mi taza. - ¿Puedo preguntar algo?

- Claro. - Respondió Raquel.

- ¿Por qué estaban solas en esa disco?

- Fuimos con unos amigos pero cuando nos fuimos al baño, que fue cuándo nos conocimos, al salir de habían ido. - Dijo Gina dándole un mordisco a su sándwich.

- Vaya amigos. Bueno, pueden dormir en mi cama, yo dormiré en el sofá.

- ¿Puedo dormir yo en el sofá? Es que me avergüenza que nos cedas tu cama y no dormiré. - Dijo Raquel algo nerviosa.

- Ammm... ¿Vale? - Respondí dudosa.

Luego de la cena le di sábanas y una almohada a Raquel y me fui a mi habitación donde Gina ya estaba acostada revisando su móvil.

- Me enviaron desde su móvil todas sus conversaciones. - Dijo la rubia.

Si, fui yo, lo siento jeje.

- No te merece, mira lo que fue capaz de hacer. - Dijo acostándome a su lado y apagando la lámpara que era lo único que iluminaba la habitación.

- Lo sé. - Bloqueó su móvil y lo colocó a un lado. - ¿Puedes abrazarme? Te conocí hoy pero siento que... Seremos cercanas.

Gracioso... Pero no gracioso de risa, gracioso de raro. - Asentí y la acurruqué entre mis brazos con su cabeza apoyada en mi pecho. Le estaba haciendo piojito en el cabello y no sé en qué momento se durmió, y lo supe por un ronquido suave que soltó, me reí un poco, cerré los ojos para tratar de dormir y mi mente fue invadida por un pensamiento.

Me pregunto... Si supiera quién soy, ¿aún confiaría en mi tan ciegamente?