Sílice pov.
Justo en mi segunda semana de entrar a una preparatoria normal, después de estar por tres años en una escuela con un programa militar, recibí un mensaje de mi mejor amigo y la persona en que más confió.
Magna me envió un video para ser más precisos.
Estaba en medio de una clase cuando lo recibí y aunque Magna es alguien muy bromista no me interrumpiría en clase, él sabe lo importante que es estudiar para mí. Es por eso que no dude ni un segundo en verlo y no me arrepiento.
Me coloque los audífonos discretamente y oculte mi teléfono con el libro mientras lo veía.
En ese video Magna estaba en su escuela, pero todo estaba lleno de sangre y gritos. Todos corrían por su vida y se atacaban entre sí. Habría creído que era un corto de alguna película si Magna no hubiera salido en el video con sangre en su mejilla.
El explico que todo pasó de repente y no sabían que lo causo, me enseño que en las calles se veía humo y gente gritando también.
Su escuela no está muy lejos de la mía, de hecho serían unos cuantos minutos caminando. Y eso quiere decir que no tengo mucho tiempo, porque lo que está pasando ahí, pasara aquí.
Lo pause un momento y mire por la ventana.
A lo lejos varias casas tenían humo saliendo y en los pocos segundos que estaba viendo dos columnas de humo se agregaron al paisaje.
Regrese mi atención al video y le di reproducir.
Mi corazón latió con fuerza y a cada segundo temía que ese video terminara mal. Es decir que algo le sucediera a Magna.
Después de todo aunque solo conozco a Magna desde hace tres años en esa escuela especial, él se ha convertido en alguien muy importante y que nunca ha dudado en brindarme su ayuda.
A pesar de tener mala fama por burlarse y golpear a quien no le agrada, él nunca ha peleado en serio contra mí.
Y siempre ha estado conmigo ayudándome, como cuando me dejo quedarme en su casa porque mi familia me golpeaba, o cuando me mataban de hambre y el compartía su comida. Por eso y mil razones más, él me preocupa más que mi familia en estos momentos.
Puse atención al video.
—“No hay tiempo, busca algo para defenderte y comida. Iré por ti así que escóndete en un lugar seguro”—
Casi no escuchaba sus palabras por todo el ruido de fondo pero al final logre entender.
El video termino de inmediato después de ese mensaje.
Me puse de pie de rápidamente y aunque sé que no serviría de nada porque nadie me creería, grite en medio de la clase.
— ¡CORRAN DEBEN SALIR DE AQUÍ! —
Como lo pensé solo se burlaron de mí y el profesor me dijo que me sentara, sin hacer caso salí corriendo del salón mientras me gritaba.
Pude haber explicado más la situación pero solo perdería el poco tiempo que Magna me consiguió y no lograría nada, porque sinceramente, incluso yo, lo encuentro difícil de creer.
Mire detrás de mí.
Dos de mis compañeros me siguieron. Me llevaba bien con ellos, uno era un chico algo robusto de pelo castaño oscuro muy corto, era muy gracioso y siempre me hacía reír, se llama Mario.
El otro chico era un poco más delgado pero más alto que Mario, desafortunadamente los dos son más altos que yo. Él tenía ojos verdes y pelo negro un poco largo, era muy inteligente es alguien en quien confías sin darte cuenta, su nombre era Ian.
Me alcanzaron rápidamente.
— ¿Sílice? ¿Qué pasa? — Pregunto Ian.
— ¿Te sientes bien? — Interrogo Mario.
— ¡Ahora no tengo tiempo de explicarles, solo síganme y confíen en mí! — Respondí un poco apurado y seguí caminando deprisa.
Ellos guardaron silencio supongo que nunca antes me vieron tan serio.
Tal vez por curiosidad, solo se limitaron a hacer lo que les pedía.
Me dirigí al salón de economía doméstica, ese sería el único lugar donde encontraría con que defenderme rápidamente, pero al llegar.
— La puerta está cerrada— Pensé en voz alta mientras hacia un último intento de abrir empujando la puerta.
—Sabes que a esta hora está cerrada, si quieres algo de ahí tendremos que esperar. Creo que la abren en dos horas—Comento Ian con voz amable.
No hay tiempo.
— Espérenme aquí—Les pedí rápidamente mientras miraba alrededor.
Me parece que querían decirme algo pero se arrepintieron y solo asintieron.
Entre en el salón de al lado, estábamos en el tercer piso…era un altura considerable.
En nuestra escuela anterior aprendimos parkour y otras habilidades, no pensé que las usaría en estas circunstancias pero no tenía opciones y se comenzaban a escuchar gritos en la escuela.
Respire profundo.
Salí por la ventana, me agarre fuertemente de la cornisa y deslizándome con cuidado entre por la ventana del salón de economía doméstica.
Ese programa militar fue difícil pero debo admitir que está demostrando ser bastante útil.
Me alegra no haber dejado de entrenar.
De inmediato me puse a buscar en todo el salón y me lleve algunos cuchillos, tome otra bolsa y me lleve la comida que había aunque solo era poca.
Abrí la puerta por dentro y mis amigos se sorprendieron, les di las bolsas y seguí mi camino con ellos siguiéndome en silencio.
Otra de las enseñanzas militares son reacciones en tiempo de crisis para diferentes situaciones. Obviamente no hay una guía en específico para esta situación pero puedo adaptar algunas cosas básicas, como Magna dijo en su mensaje.
Por ejemplo asegurar la comida, tener con que defendernos y un lugar para refugiarnos.
Estábamos bajando por las escaleras de emergencia y al mirar hacia abajo solo se veía el caos, personas comiéndose a otras, profesores abandonando a sus alumnos y salvándose ellos mismos, al igual que los alumnos que antes eran inseparables ahora sacrificaban a sus amigos por su propio bien. Otros solamente estaban paralizados por el miedo y algunos más se abrazaron mientras esperaron lo mejor.
Como reaccionamos rápido no nos encontramos con nadie de momento y gracias a eso no habíamos tenido que enfrentar a nadie. Aun así no baje la guardia y miraba a mi alrededor con cuidado.
Esto era más serio de lo que pensaba, si Magna me hubiera dicho que esto estaba pasando definitivamente no le creería, debe ser por eso que decidió mandarme un video y aun así fue difícil de asimilar.
Por un momento al pensar en Magna me volví a preocupar. No pude evitar en miles de escenarios en los que él no lo lograba y me asuste tanto que sentí perder mis fuerzas de repente.
El pánico y el miedo me invadieron con rapidez ante ese pensamiento.
Lo único que quería era ir a buscarlo pero debo confiar…
Sé que Magna estará bien, él es extremadamente fuerte y no lo digo solo porque así lo quiero creer, el en realidad era el más fuerte de todos en el programa militar. Además me dijo que esperara por él, así que… eso hare, no importa cuánto tiempo tenga que esperar.
Quizás para algunos sea raro que un amigo pase por todo tipo de problemas para reunirse conmigo en esta situación, pero no es una exageración decir que Magna no tiene a nadie más.
Él es un chico muy impulsivo y se enoja fácilmente, así que no muchas personas se acercan a él y perdió a sus padres hace mucho tiempo en un accidente, después vivía con su abuela pero falleció hace unos meses por una enfermedad.
Nuestras vidas no han sido fáciles pero desde que nos conocimos en esa escuela especial nos hemos apoyado el uno a otro.
Salí de mis pensamientos al escuchar un gruñido bastante cerca.
Al mirar al frente un alumno venia rápido hacia nosotros, tenía una mordida enorme en el rostro del lado derecho, incluso podía ver sus dientes a través de su mejilla y estaba cubierto de sangre.
Me seguía sintiendo como en una especie de película, pero el olor a sangre y la adrenalina que no dejaba que me relajara me traía la realidad. Ya no había ninguna duda, esa cosa… ya no era un alumno, yo no podía ver ningún gesto o emoción en esa persona y no me daba ninguna sensación aparte de un poco de terror.
Recibí entrenamiento en ataque furtivo por que resulte bueno en ello pero nunca lo he puesto en práctica real. Un maestro dijo que tenía talento natural para ser un militar de esa área y en ese momento no lo entendí, creí que solo se refería a las habilidades, pero después de preguntar el solo dijo que no lo decía por eso y se negó a explicarme.
El por qué recuerdo eso ahora es… porque llegue a la conclusión de que debo matar a este alumno y en realidad… no se me hace tan difícil. Es decir no hay remordimiento o duda. Así que justo ahora creo que entiendo a qué se refería y… no sé si debo ser feliz o angustiarme por ello.
Use el cuchillo sin dudarlo y atravesé su ojo hasta el cerebro, después saque rápidamente mi cuchillo y tome otro de la bolsa de Ian. Me pareció escuchar algo de mis compañeros pero no tenía tiempo de preocupare por sus reacciones. Elimine a dos más que se nos acercaban por el patio y al girar vi el almacén…
Eso podría servir como refugio, se ve bastante resistente y solo hay una puerta, además las ventanas son demasiado pequeñas y están muy en lo alto de la pared. …Parece el lugar ideal de momento.
— ¡CORRAN AL ALMACÉN, AHORA! —
Ian y Mario corrieron todo lo que podían, supongo que estaban en shock por que no habían dicho ni una palabra desde que empezó todo y agradezco eso, si entraran en pánico sería difícil ponernos a salvo.
Había eliminado a tres de esas ¿Cosas? ¿Infectados? ¿Zombies? Creo que zombie suena mejor.
Bueno, solo mate unos cuantos y descubrí que esto era más cansado de lo que pensé, mi fuerza no es mucha, de hecho es casi nada. Creo que un niño de 5 años tendría más fuerza que yo y Magna no se cansa de recordármelo, se supone que al ser un chico no debería tener más fuerza, …bueno, el punto es, que tengo que esforzarme al máximo para atravesar los cráneos de esas cosas.
— ¿Porque nada es tan fácil como en las películas?— Dije en voz alta sin querer.
Esas películas y series deberían ser más realistas, así al menos tendrías una idea de que es prácticamente imposible matar más de 5 zombies sin una buena arma y resistencia, sin mencionar la fuerza.
Casi llegábamos al almacén del patio donde guardan las cosas del club deportivo. Mande un mensaje a Magna antes de que la señal de mi celular desapareciera por completo y esperar que aun con todo este desastre él lo recibiera.
— Estoy en el almacén del patio de mi escuela no tardes y cuídate —
Entre al almacén cerrando la puerta con ayuda de mis compañeros, la atrancamos con un estante.
Me senté en una colchoneta, ahora solo tenía que esperar.
Suspire cansado, mire a mis amigos, se veían tan mal y yo no sabía que decirles para hacerlos sentir mejor. Pensé que sería bueno hacerlos pensar en otra cosa, así que les pregunte con una sonrisa.
¿Tienen hambre?