Puedo escuchar todo lo que dicen desde donde estoy; los insultos, los comentarios sarcásticos, las acusaciones, la reacción violenta, el odio en sus voces, todos me odian; en sus mentes, soy un mal presagio que deben evitar a toda costa.
Parpadeo para contener las lágrimas que se están formando en mis ojos, debería estar acostumbrada a esto, he pasado doce años de constante tortura, doce años desde que me redujeron de ser la hija de un gamma a ser la maloliente sirvienta de la manada, doce años desde la peor noche de mi vida; el recuerdo todavía está vivo en mi cabeza, y me sigue pareciendo surrealista.
"Es tan patética", escucho que dice a una voz femenina familiar.
"Me pregunto cómo es que todavía puede vivir consigo misma", agrega otra.
"Por eso nunca tendrá un lobo, no se lo merece", dice otra voz.
Podría quedarme aquí y escuchar todos sus comentarios o simplemente podría pasar de largo y fingir no escucharlas; al final, elegí la segunda opción, lo que hago siempre, tengo que fingir que no oigo sus palabras, aunque me hieran.
Mientras paso, las chicas se giran para mirarme, sus ojos siguen cada uno de mis pasos, así que pretendo no verlas y me ocupo de mis asuntos; tomé los libros de mi casillero y me giré para irme, sintiendo todo el tiempo sus ojos en mi espalda.
"Perdedora", dice Bella, lo suficientemente alto como para que la escuche; es mi mayor pesadilla, es la hija del beta de mi manada y también una de las chicas más atractivas de la escuela. Ella es alta, de cabello rubio, piel clara, lleva sus uñas siempre arregladas prolijamente y camina como si fuera la dueña de toda la escuela.
La ignoro una vez más y simplemente camino lo más rápido posible para evitar escuchar cualquier otra cosa que digan. Tengo que volver a la manada para terminar el trabajo que empecé esta mañana, estaré j*dida si la Srta. Anna descubre que no he planchado toda la ropa que me pidió; está a cargo de la limpieza, y también es un dolor de cabeza.
"Hola Tee", es Layla, la única amiga que tengo, pero también la ignoro y sigo mi camino, estoy de muy mal humor; sin embargo, vuelve a hablar, pero esta vez en voz alta: "¡Tiana!", así que me detengo en seco y ella me alcanza casi de inmediato.
"¿Estás bien?", me mira con preocupación en sus ojos, me pregunto por qué Layla es mi amiga; es la única que me respeta, la única que todavía me trata como a una persona, y de las pocas que no me culpa por lo que pasó hace doce años.
"Estoy bien, Layla", digo en tono seco.
"No, claro que no. Estás dejando que te molesten de nuevo", ella camina conmigo, es casi una hora a pie desde la escuela hasta mi manada, pero ya estoy acostumbrada, y en realidad lo disfruto. Durante este tiempo puedo estar a solas con mis pensamientos, excepto los días en que Layla viene conmigo, que son casi todos.
"Es difícil no hacerlo", murmuro.
Layla suspira con fuerza y me recuerda por enésima vez: "No fue tu culpa", pero no necesito que lo haga, ya acepté la culpa y estoy aprendiendo a vivir con ella; sin embargo, es demasiado para mí, y además, lo extraño.
Ay, mi dulce Jayce, él me defendería si estuviera aquí, aunque éramos solo niños, siempre fuimos inseparables; era dos años mayor que yo, pero uno pensaría que tenía unos diez años más. Siempre se metía en peleas por mi culpa, incluso con su hermano gemelo Jordan; Jayce habría sido el alfa de la manada si no hubiera pasado lo que pasó, si no hubiéramos ido tan lejos, si solo...
"¡Tee!", Layla me sacude de nuevo, devolviéndome al presente: "Estás soñando despierta otra vez, no es bueno para ti".
Parpadeo varias veces y luego desvió la mirada: "No debimos haber ido tan lejos, quizá podría haberlo salvado...".
"Solo tenías seis años, ¿qué podrías haber hecho? Deja de culparte", Layla me da el mismo discurso de siempre, pero todos me han culpado durante los últimos doce años, e incluso yo misma ya me he llegado a considerar una asesina.
Ese día, Jayce, Jordan y yo nos adentramos en el bosque, no era la primera vez que jugábamos allí, pero ese día en particular había llovido mucho y el suelo estaba resbaladizo. Papá solía dejarme con la luna cuando se iba a hacer sus deberes, nunca conocí a mamá, se fue unos meses después de darme a luz, siempre fuimos solo papá y yo.
Jordan estaba muy reacio a ir, lo cual era extraño, siempre fue el primero en sugerir que saliéramos a jugar; sabíamos que nuestros padres no estarían de acuerdo, así que convertimos el bosque en nuestro patio de juegos secreto. Estábamos corriendo, persiguiendo pajaritos y divirtiéndonos cuando sonó un trueno, la lluvia se acercaba.
Jordan casi salió corriendo y nos dejó allí, pero yo tenía muchas ganas de jugar bajo la lluvia, me estaba divirtiendo mucho, así que no lo escuché cuando dijo que debíamos irnos. Jayce decidió quedarse conmigo, estábamos demasiado lejos, y de repente, nos atacaron; aunque no era la primera vez que nos aventurábamos solos en el bosque, sentí como si de alguna manera lo fuera.
Unos minutos antes le había dicho a Jayce que debíamos irnos, pero él no me escuchó.
"Vamos, Tee, no arruines la diversión", se rio, ese sonido todavía resuena en mi cabeza. Entonces fue ahí cuando vi a los canallas, eran dos, estaban justo detrás de él y de inmediato dejé escapar un grito.
Observé horrorizada cómo lo devoraban, estaba demasiado aturdida para moverme, solo seguí llorando y gritando, y no pude hacer nada para salvarlo, todavía recuerdo sus últimas palabras.
"Corre, Tiana, corre".
Pero no corrí, cuando terminaron con él, no me atacaron a mí, sino que deambularon, aullando y corriendo por el bosque como si buscaran algo, o quizás a alguien más, pero no me hicieron daño.
"¡Tiana!", Layla chasqueó sus dedos en mi cara y limpié la lágrima solitaria que rodaba por mi mejilla, ese fue el evento que me convirtió en la paria que soy ahora; mi papá también me abandonó y Jordan me desprecia, mi vida ha sido un desastre desde ese día y todos me tratan como una basura.
"Lo siento", me disculpé rápidamente, ella siempre trata de animarme, pero se lo pongo difícil. "Es solo uno de esos días", me encojo de hombros y trato de cambiar de tema: "¿Cómo está Logan? No lo he visto últimamente".
Logan es el novio de Layla, han tenido muchos desacuerdos últimamente y, en lo personal, no me agrada mucho. Es el hijo del beta de una manada vecina, y un b*stardo orgulloso y arrogante; incluso trató de coquetear conmigo una vez, pero Layla no lo sabe, y no puedo decírselo porque está muy enamorada.
"Lleva tres días seguidos sin hablarme", dice con el ceño fruncido.
"¿Qué?, ¿por qué?", la miro con la ceja enarcada.
Layla se encoge de hombros y suspira: "Ya sabes que es un m*ldito orgulloso que nunca se disculpa por lo que dice. Lo extraño mucho, pero no quiero ser la primera en buscarlo". Trato de resistir el impulso de negar con la cabeza.
"Sabes que ese chico no me gusta ni un poco, te mereces algo mejor", le digo con voz cansina.
"Ya estoy muy acostumbrada a él, y nunca me has dicho qué es lo que tanto te molesta de él", añade levantando una ceja.
"Simplemente no te merece, y espero que cuando encuentres a tu pareja, te des cuenta de que es un idiota", exclamo, tratando de que el desdén no se note en mi voz.
"Hablando de parejas, mañana cumples dieciocho años y estoy segura de que al menos las cosas cambiarán cuando encuentres la tuya", comenta con una risita.
La miro con el ceño fruncido y digo con disgusto: "Odio los cumpleaños", tampoco deseo encontrar una pareja, la sola idea me asusta.
"Lo sé, pero mañana es especial porque cumplirás dieciocho y finalmente encontrarás tu pareja", dice sacando la lengua; vuelvo a fruncir el ceño, lo cual solo la hace reír aún más: "Vamos, no es tan malo, será una persona más que te amará y te hará ver lo preciosa y valiosa que eres".
No creo que ningún hombre me ame o me desee, pero no le expreso mis miedos a Layla, sino que finjo una sonrisa.