POV de Aria

Liam hizo sonar su copa con una cuchara y lucía una sonrisa encantadora en su rostro. "¿Puedo tener la atención de todos, por favor?"

Todos se detuvieron y le prestaron toda su atención, incluyéndome a mí. Se suponía que debía estar sirviendo bebidas en la fiesta, pero no podía resistirme a observarlo a ÉL.

Liam Reed, el hijo del Alfa de la manada Luna Gris, y mi compañero.

Sabía que tenía una sonrisa tonta en el rostro, pero no podía evitarlo.

Muchas veces me pregunté cómo tuve tanta suerte, cómo una omega como yo fue bendecida al tener como compañero a un futuro alfa, un alfa que me amaba tanto.

"Aria…" susurró mi amiga Claire con brusquedad, tratando de captar mi atención.

Parpadeé mientras salía de mi ensoñación. Todavía estaba sosteniendo una bandeja con bebidas en mis manos.

"Se supone que debes estar sirviendo bebidas, no babeando por Liam Reed", me molestó.

Rodé los ojos en broma, "No estoy babeando," respondí, pero me distraje de nuevo cuando Liam comenzó a hablar.

"Hoy es un día muy especial para mí y para esta manada," declaró Liam, y mi corazón dio un vuelco.

"Al cumplir veintidós años hoy, me gustaría también presentarles a todos mi pareja, la futura Luna de esta manada." Proclamó, con los ojos brillando de emoción y amor.

Murmuros y susurros emocionados llenaron la sala. Mi corazón volvió a dar un salto, no podía creerlo. Iba a hacerlo hoy.

La emoción recorrió mi cuerpo, él había prometido revelarme como su compañera cuando fuera el momento adecuado, y yo pensaba que esperaría hasta ser coronado como alfa.

No sabía que sería antes de lo que pensaba. Rhea, mi loba, estaba llena de entusiasmo dentro de mí. No lo esperábamos en este momento.

Deseaba que me hubiera dado una pista de que esto sucedería hoy, en su vigésimo segundo cumpleaños. Así podría haberme vestido de manera más impresionante, pero tal vez solo quería sorprenderme.

Sonreí mientras me preparaba para ser presentada a la manada.

Liam esperó pacientemente a que los murmullos se calmaran antes de continuar hablando. "Por favor, den la bienvenida a mi compañera predestinada, elegida para mí por la diosa de la luna, y la futura Luna de la manada Luna Gris."

Todos contuvieron el aliento, yo incluida.

"…… ¡Veronica Hall!" declaró Liam.

Todos en la fiesta estallaron en vítores y aplausos, excepto yo.

Mi mente se quedó en blanco. ¿Escuché bien? ¿Veronica Hall? ¿No yo? ¿No Aria?

Me quedé paralizada y la bandeja de bebidas tembló en mis manos. Observé con asombro e incredulidad cómo Veronica, la hija del beta, una loba alta y hermosa con largo cabello negro, daba un paso adelante con confianza, como si lo hubiera estado esperando.

Se acercó a Liam, quien la miraba con amor y admiración. Él rodeó sus brazos alrededor de ella y la estrechó en un largo beso.

No. Esto no puede estar pasando.

La multitud seguía vitoreándolos y aplaudiéndolos, pero mis oídos zumbaban. Sentía como si no pudiera respirar y mi corazón latía dolorosamente en mi pecho.

Rhea aulló de dolor en mi cabeza, y me llevé la mano al pecho porque el dolor era demasiado.

Mis ojos ardían con lágrimas, pero me controlé porque no quería llorar delante de todos, aunque era tan difícil mientras recordaba lo que pensé que teníamos juntos.

¿Qué salió mal? ¿Hice algo incorrecto?

Éramos compañeros predestinados, y Liam siempre me había dicho que me amaba. Pero ahora estaba allí, besando públicamente a otra mujer, cuando nunca me había reconocido en público.

Recordé cómo siempre me dolía cuando él pasaba junto a mí sin ningún tipo de reconocimiento en su mirada. Pero siempre volvía en privado a disculparse y a besarme hasta dejarme sin sentidos. Prometiendo revelarnos como compañeros cuando llegara el momento adecuado.

Su madre, Luna Flora Reed, abrazó a Veronica con una sonrisa brillante en el rostro, mientras su padre, el Alfa Maxwell Reed, le daba unas palmadas en los hombros con aprobación.

"Aria," me llamó Claire con preocupación en la voz, "¿estás bien?"

No pude hablar, solo pude asentir. Nunca le conté a nadie sobre mi relación con Liam. Ni siquiera mi madre adoptiva, Felicia, estaba al tanto de mi relación con él.

No pude apartar la vista de la escena que se desarrollaba frente a mí. Solo podía observar cómo mi mundo se desmoronaba a mi alrededor.

Liam finalmente rompió el beso y se volvió hacia la multitud con una sonrisa orgullosa en su rostro. Ni siquiera miró en mi dirección, aunque sabía que él sabía que yo estaba aquí.

Veronica también sonreía, luciendo como la futura Luna, como si siempre hubiera sabido que este momento llegaría. ¿Cuánto tiempo ha estado ella al tanto de esto?

"Necesito salir de aquí," susurré. Mi voz temblaba. Sonaba como la voz de una persona destrozada.

No esperé ninguna respuesta mientras dejaba la bandeja de bebidas en la mesa y me apresuraba al baño de la fiesta para recomponerme.

Mientras me dirigía a la salida, aún podía escuchar la voz de Liam. Estaba llena de tanta alegría y orgullo. "Gracias a todos por su apoyo y amor. Veronica y yo estamos verdaderamente bendecidos por la diosa luna."

Cada palabra se sentía como una daga clavándose en mi corazón.

Inmediatamente entré al baño y cerré la puerta con llave, me deslicé contra ella y las lágrimas que había estado conteniendo resbalaron incontrolablemente por mis mejillas.

Lloré en voz alta mientras pensaba en cuánto amaba a Liam. Sentía como si mi corazón estuviera siendo hecho pedazos.

Lloré por mucho tiempo antes de que las lágrimas dejaran de fluir. Un pensamiento cruzó por mi mente y me detuve.

Tenía que haber una explicación. Tal vez Liam había sido forzado a esto por sus padres. Me había contado muchas veces sobre la presión que enfrentaba de sus padres. Quizás tenía otro plan. Quizás necesitaba verme para poder explicarme todo. Sí, eso debía ser.

Me levanté, me limpié las lágrimas y tomé una respiración profunda. Me eché un poco de agua fría en la cara, mientras intentaba recomponerme.

Miré mi reflejo en el espejo y mis ojos azul zafiro me devolvieron la mirada miserablemente. Mi cabello rubio estaba un desastre, así que tuve que acomodarlo en mi habitual cola de caballo.

Respiré hondo nuevamente y me preparé.

Abrí la puerta del baño y salí al pasillo, sin embargo, me congelé ante la escena ante mí. Liam y Veronica estaban en el pasillo. Sus cuerpos estaban presionados el uno contra el otro y se besaban apasionadamente. Las manos de Veronica estaban enredadas en su cabello, y los brazos de Liam estaban firmemente envueltos alrededor de su cintura. Eran como personas que no podían tener suficiente el uno del otro.