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La obsesión del matón

La obsesión del matón

Terminado

Introducción
Hace dos años, el peor diablo de mi vida fue transferido. Gracias a Dios que fui rescatado. ¡Pero dos años después, el último año de mi escuela, el diablo regresó! ¿Me dijo que había vuelto solo para mí? ¿Pero por qué? Repitió que me odiaba, pero siempre apareció ante mí. Me encerró en una habitación vacía, me derramó leche en la cara, e incluso presionado en mi cuerpo... ¿Por qué siempre me hace eso? Justo cuando decidí luchar, me di cuenta de que estaba enamorado de mí...
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Capítulo

Ésta es la versión de Graciela.

El viento frío me soplaba en la cara, cuando iba camino a la escuela. Tenía una sensación extraña, como si algo importante estuviera por suceder, pero no sabía exactamente qué era.

Sí, era exactamente así, cómo me sentía en ese momento.

"¡Gracie, Gracie!", escuché una voz, que sólo podía ser la de Marilyn, mi mejor amiga en Water Bridge High. Frenética, corrió hacia mí, mientras yo me preguntaba, qué estaría pasando por esa cabecita loca.

"¿Qué tal, cómo estás?", la saludé sonriente.

Ella respodió, sacándome la lengua.

"¿A qué no sabes el último chisme?", dijo en voz baja, viendo para todos lados.

Sonreí, porque esa actitud era típica de ella. Además, si estuviera sucediendo algo en la escuela, sin duda, ella sería una de las primeras en saberlo.

Me pregunté cómo hacía para estar al tanto de todo lo que pasaba.

"¿Y ahora qué fue lo que sucedió?", pregunté, volteando los ojos, al ver cómo se inclinaba hacia mí.

"¡No lo vas a creer!", exclamó.

"¿Qué habrá pasado?", me pregunté, pues ya me sentía un poco impaciente.

"Vamos Lyn, habla de una buena vez".

"Escuché que hoy regresará a la escuela", respondió ella.

"¿Quién va a volver?", pregunté frunciendo el ceño, confundida.

Me miró, y dijo el único nombre que podía infundir el miedo más profundo, dentro de mi ser:

HAYDEN MCANDREW

"¿Repite lo que acabas de decir?", pregunté, poniéndome blanca como una hoja de papel, y con el corazón latiéndome aceleradamente.

"Sí, escuché que había regresado", recalcó con mirada comprensiva.

"¿Pero, acaso no lo habían transferido a otra ciudad?", pregunté totalmente contrariada.

¡Qué!

Si estaba de regreso, eso quería decir que él vendría a la escuela ese mismo día.

¡No podía creer lo que estaba escuchando!

Desde que tenía uso de razón, Hayden me había hecho la vida a cuadritos, y lo peor de todo, era que yo no recordaba, haberme metido con él alguna vez.

Con el tiempo, su ac*so se fue volviendo cada vez más fuerte, e incluso él llegó a ser un poco agresivo físicamente.

Sin embargo, él no se comportaba así con los demás. Creo que sólo era así conmigo.

Hace dos años, cuando se mudaron a otra ciudad, debido a los negocios de la familia, me sentí aliviada y feliz, e incluso comencé a disfrutar de las cosas sencillas de la vida.

¡Pero, ahora Hayden había regresado!

Éste era mi último año en secundaria, y quería seguir disfrutándolo. ¿Por qué tenía que volver en este preciso momento?

Relájate, me dije a mí misma, respirando profundamente.

En realidad, ya habían transcurrido dos años, y los tiempos habían cambiando. Quizá, él ni siquiera se acordaba ya de mí.

"Todo va a estar bien", me dijo Marilyn, colocándome la mano en el hombro, para tranquilizarme, mientras yo me limitaba a asentir con la cabeza.

Al entrar al colegio, nos separamos, para asistir a nuestras respectivas clases.

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Entré lentamente al aula, y lo primero que escuché fue a un grupo de estudiantes riendo y hablando en un área del salón. Después de verlo, me senté en mi puesto.

Hayden estaba sentado como un rey, rodeados por los demás, como si fuesen sus súbditos.

Respiré profundo, al sentir un vuelco muy fuerte en el corazón.

De repente, él levantó la vista, entre los que estaban a su alrededor, y al mirarme, abrió los ojos sorprendido, pero al instante cambió la expresión de su rostro, por esa sonrisa, que yo conocía a la perfección.

Siempre reía de esa manera, cuando se disponía a hacer alguna maldad.

"¿Te vas a sentar, o te quedarás ahí parada?", dijo alguien. Era mi amiga Clarissa, quien estaba al frente, viéndome con curiosidad.

"¿Pero, cuándo había llegado?", me pregunté, pues hacía tiempo que había perdido contacto con ella.

Vi a Hayden, y me senté, como si lo estuviera haciendo sobre una silla llena de clavos.

"¿Te sientes bien?", me preguntó Clarissa, preocupada.

¡Claro que no! ¡Nunca podría estar bien, si él estaba a tan pocos metros de distancia!

Sin embargo, asentí con la cabeza, mostrando una sonrisa tranquilizadora.

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Durante toda la clase, sentí la mirada insistente detrás de mí. De hecho, no necesitaba voltearme, para saber quién me estaba viendo con tanta insistencia, pero sólo Dios sabía, cuánto ansiaba que el maestro saliera del aula, para poder retirarme también. No recuerdo tan siquiera de qué había hablado en la clase.

Al instante, sonó el timbre, indicando que la clase había culminado. Recogí mis libros, y salí rápidamente, sin hacerle caso al llamado de Clarissa.

¿Podrías esperarme un momento?

¿Pero, por qué estaba tan asustada?

¿Acaso había hecho algo malo?

Sin embargo, ésa no era la primera vez que me hacía esa pregunta. No tenía que haber cometido alguna equivocación, para que Hayden me lastimara. Por ello, decidí salir corriendo del aula, y también de él.

Respiré profundamente, mientras apoyaba mi cabeza en el casillero. De repente, una mano golpeó con fuerza, justo encima de mi cabeza, y yo retrocedí, lanzando un alarido.

Era la mano de la única persona, que había tratado de evitar, hasta ese momento: Hayden Mcandrews.

"Hola, conejito, ¿me extrañaste?", dijo con su acostumbrada sonrisa.

¡Por Dios!

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