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Embarazada después del divorcio

Embarazada después del divorcio

En proceso

Introducción
Krista y Kingston no tenían sentimientos el uno por el otro, pero se casaron porque la madre de Krista salvó a la abuela de Kingston. Desde que obtuvieron el certificado de matrimonio, Kingston se fue al extranjero e ignoró a su esposa. Al sufrir suficientes humillaciones, Krista decidió averiguar la aventura de su marido y así poder divorciarse de él. Dramáticamente, acabaron pasando una noche erótica juntos en la oscuridad. Y Kingston no pudo olvidar a la chica, a la cual siguió saboreando durante toda la noche. Juró que se casaría con esa chica aunque no sabía quién era. Por eso decidió divorciarse de su esposa Krista. Inesperadamente, dos horas después de divorciarse, Krista descubrió que estaba embarazada...
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Capítulo

"¡Hoy tengo la misión de fotografiar a Kingston Irwin siendo infiel!"

Krista Compton apretó los puños con fuerza y se abrochó la gorra. Bajó la cabeza para evitar que las cámaras de vigilancia la vieran y entró en la lujosa casa club. El único motivo que la traía a este lugar era para atraparlo en pleno adulterio.

A decir verdad, ella se había casado con él hace ya un año. Sin embargo, no lo había visto más desde que obtuvo el certificado de matrimonio.

Una unión como esa no significaba nada para ambos, ya que no se amaban. De alguna forma estaban desperdiciando sus vidas atrapados en una relación sin amor.

Solo hace poco, una buena amiga del extranjero le dijo a Kirsta que veía seguido a su esposo con otra mujer. Por ello, su objetivo era encontrar alguna evidencia para ganar ventaja cuando le tocara divorciarse.

Desde lejos, vio que una mujer llevaba a Kingston a una suite presidencial. Aprovechó que la puerta quedó entreabierta para esconderse a un lado. De pronto, la escuchó hablar por teléfono.

"Lo sé. Esta vez no fallaré. Instalaré una cámara y grabaré en video cuando lo estemos haciendo para amenazarlo después...".

Cuando Krista escuchó aquello no pudo evitar fruncir el ceño. Era evidente que esta mujer estaba tratando de tenderle una trampa a su esposo.

Y aunque ella y Kingston no tenían sentimientos el uno por el otro, no podía dejar que lo engañaran de esa manera. Decidida, entró a la suite con paso firme y en cuanto pudo cerró la puerta.

"¿Quién eres tú?" preguntó la mujer, pero Krista no respondió. Solo dio un paso adelante, noqueó a la mujer para atarla y arrastrarla hacia el baño.

Al ser una mujer fuerte tenía la ventaja de poder noquear a la timadora de un solo golpe.

En seguida, su mirada se dirigió al hombre que yacía en la cama. Se acercó a él y vio que no podía obtener ninguna evidencia de su infidelidad.

Aunque decepcionada, decidió continuar con su tarea. Cubrió a su esposo con una manta y apagó la luz de la lámpara que había en el velador. Bajo la tenue iluminación de la luna, se dirigió a la puerta para poder irse. Pero para su sorpresa, una grande y fuerte mano sujetó su muñeca.

"¡Ay!", gritó ella.

Cuando la tiraron sobre la cama, Krista sintió que su cabeza comenzó a darle vueltas. La persona que la había detenido era un hombre, que ahora estaba sentado a horcajadas sobre ella.

En medio de la oscuridad, Kingston solo podía decir que la mujer en la habitación era muy delgada. Y de alguna manera tenía la sesión de que ya la conocía.

Sin embargo, todo esto pasó a segundo plano porque no estaba pensando con claridad. Sentía que ya no podía controlar sus impulsos. 

La l*juria que lo consumía era como una llama ardiente que hacía que perdiera la cabeza.

Y Krista se encontraba demasiado débil para detenerlo. Trató de resistirse con desesperación y en el intento presionó su cuerpo más contra el pecho del hombre.

La piel de su esposo estaba caliente al tacto. Cuando ella quiso preguntarle a qué se debía todo esto, él la calló con sus labios. De pronto, el suave olor de menta ahogó sus palabras. 

Segundos después, toda su ropa le había sido arrebatada. 

...

Tres meses después...

"¿Tenemos noticias?"

"No, pero hemos enviado a más personas para que sigan en búsqueda de aquella joven".

"¡Debes encontrarla a como dé lugar!"

"Así será, Sr. Irwin," respondió el secretario. Y aunque vaciló por un momento, continuó: "¿De verdad volverá para divorciarse?"

"Ella no es la mujer adecuada para ser mi esposa", respondió Kingston con un tono de voz frío.

Aún no entendía por qué la chica había aparecido en la suite de la nada ese día. Y aunque ella lo salvó de buena fe, él sintió que lo único que hizo por ella fue quitarle la v*rginidad.

Recordó también como ella lloraba con desesperación y le rogaba que se detuviera.

Si bien, no tenía afecto por la mujer que era su esposa, él se vio obligado a casarse con ella por órdenes de su abuela. No tuvo más remedio que obedecer, con la finalidad de hacer que la vida de su madre sea más fácil. Se podría decir que el divorcio sería un alivio para ambos.

En la casa de Kingston, Krista acababa de recibir la noticia de que él regresaría hoy. Como llegaría por la tarde todos los sirvientes estaban ocupados preparándole la cena.

Por su parte, ella no se sentía feliz por su regreso. Para nada. 

Cuando escuchó que el conductor tocaba la bocina del auto, como si estuviera haciendo un anuncio, se asustó. Su esposo estaba de vuelta.