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Placer Prohibido

Placer Prohibido

Autor:Yogo

En proceso

Introducción
¿Que hacer con un amor no correspondido? Es lo que se pregunta lía, su mejor amigo, Axel, pasa por un mal momento, y ella debe aprovechar el tiempo para estar con él. ¿Le demostrará Lía lo que siente a s u mejor amigo? ¿Podrá el amor unis estas dos vidas? Axel busca respuestas con las historias de su abuelo, y Lía tendrá que tomar consejos de su tía. Pero es la decisión de ambos la que vale en esta historia ¿Que tanto sacrificarias por amor?
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Capítulo

Porque a mis ojos fuiste de gran estima,

Fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues,

Hombres por ti, y naciones por tu vida.

Isaías 43:4

−Tengo muy mala suerte con las mujeres

Piensa Axel, mientras observa con el corazón roto a la muchacha con la cual eligió salir, después de mucho tiempo. Tímido, sin labia alguna, el muchacho saca su móvil del bolsillo, su mano tiembla, pero no del nerviosismo, sino por la rabia que siente por sí mismo, lee las conversaciones que sostuvo con la joven << me ha tomado el pelo>> piensa de nuevo, al parecer en estos tiempos modernos, un poco de dinero, una buena camioneta Tahoe, un poco de malicia, hace falta para ser un buen candidato, inclusive hasta para la presidencia de este decadente país, de hombres vacíos. Axel mira que sus mensajes no han sido respondidos, ni siquiera lo han dejado en visto << lo sabía, ahora recuerdo porque no me gustaba>> pero no puede quitar sus ojos de encima, de aquella mujer que lo ha ilusionado << pobre muchacho tonto>> aprendió a cocinar, compró ropa nueva, un perfume nuevo y bueno, recuerda que en la memoria de su móvil tiene poesías, que en su habitación le había escrito << ni siquiera le gusta leer>> se resigna, y decide renunciar a todo lo que tenga que ver con el amor EROS << ¿Sabrá lo que es el amor eros?>> no, no lo sabe, Axel mira detenidamente a la joven, cabello largo de color negro, una blusa con mucho escote, y un jeans muy ajustado. Axel mira al tipo, nunca en su vida lo había visto, al parecer va mucho al gym, eso explicaría muchas cosas, es cuando las inseguridades en Axel vuelven a poseerlo, decide marcar a su mejor amiga, pero no la consigue en el directorio, o quizás lo ha pasado y no se ha dado cuenta. Hasta que por fin consigue el nombre.

−Esas que dicen que se van del país, porque tienen donde trabajar, es porque serán de prostitutas ¿Si? −contesta al fin.

− ¿Qué es lo que decís? Soy Axel.

− ¡Ah! Hola Axel, discúlpame, estaba hablando con mi madre ¿Qué pasa?

− ¡Te lo dije Lía! ¡Yo tenía razón!

−Espera. –Lía suspira y atiende de nuevo−. Habla despacio, y explícame mejor, que no estoy entendiendo nada.

−Ella se ve con otros hombres ¬ −al decir esto, la voz de Axel se apaga−. Te lo dije, y lo peor de todo es que le creí.

¬ Hay un silencio que invade a ambos, Lía sabe que su mejor amigo es de una sola mujer, lo conoce desde que jugaban en el kínder. Esto le afectara de gran manera.

−No sé qué decirte ¬–en realidad si lo sabe−. ¿Dónde estáis ahora?

−No lo sé, no tengo idea, te lo dije, necesito mucho dinero, una buena camioneta, más o menos como una Tahoe y sobre todo, una labia del diablo, tales cosas no tengo –Axel siente que está a punto de quebrarse.

-¡Calmate! –Lía va en busca de su abrigo−. Solo decime donde te encontráis.

¬−En el bar Café & Rock ¿Podéis creer que aquí no dan café? ¿Por qué el nombre entonces? He pedido café y me han dicho que no hay.

Esto es lo que a Lía le divierte de Axel, puede estar pasando por algo no muy agradable, y aun así es capaz de sacar unas cuantas sonrisas con sus ocurrencias, ya que no las piensa, y Lía sabe.

−Iré por vos, no te mováis de ahí, no hagáis una locura ¡Ve que te conozco! Calmate, llegaré lo más pronto posible.

Al pobre muchacho le tiemblan los labios, intenta levantarse para dirigirse hacia la salida, pero sus piernas no le dan, sus ojos no se quitan de encima de la pareja que la pasa bien. Revisa de nuevo su celular, abre Watssapp:

Axel: … Te seré honesto, te he elegido, eres con la que quiero Salir

Yoselin: ¿La primera?

Axel: Si, quiero decirte que lo de solo ligar no es para mí, me gustaría conocerte un poco más

Yoselin: Si, me gustaría

Axel: Sería capaz de ir a donde tus paso van

Yoselin: Si

Axel: Sé que habéis salido de una relación, pero se puede dar la oportunidad

Yoselin: Quiero…

Axel: ¿Te puedo hacer una pregunta personal?

Yoselin: Si, pregúntame

Axel: ¿Cómo te gusta a vos un hombre?

Yoselin: Bueno, primero que todo que sea caballero, que sea trabajador, un buen hombre… Y que sea de una sola mujer, que no sea un loco. Pero como ya lo sabéis, estoy saliendo de una relación, pero tampoco me abstengo de conocer a alguien así

Axel: Quiero conocerte más

Yoselin: A mí también me gustaría…

Claramente a Axel le importa poco y nada, mientras espera a su mejor amiga, se promete en no abrir su corazón a cualquiera. A pesar de su abstinencia hacia el alcohol pide una cerveza. Mira como el tipo la acaricia el hombro con alevosía, ella le corresponde con una sonrisa de la cual Axel se enamoró perdidamente. El muchacho que está a cargo de servir los tragos en la barra, le avisa que su bebida está lista, Axel lo ignora por completo, no piensa nada más que en la muchacha >. Piensa para sí mismo, recuerda cuando era niño, escribía poesías y poemas para sorprender a la niña que le gustaba, Axel sonríe levemente porque hubo una ocasión que una comisión de la policía fue a su colegio, con una carta que Axel había enviado a una niña de su misma edad, pero como decía su abuela, la mujer que tanto amo, escribía poemas y poesías que un niño de nueve años no debería de escribir. La niña dijo que esa carta, apareció de pronto en su mochila, si sabía de quien se trataba, pero en algo decía la verdad, la careta apareció de pronto en su mochila. Nunca se supo que el causante de esa alarma fue un Axel de nueve años, que había confundido un motel de conocido en todo el estado por un parque de atracciones, ya que parecía el castillo donde Aladdín trepaba para ver a una princesa .

¬− ¿Qué mierda vais hacer? –Lía llega a tiempo para bajarle el vaso de cerveza a su amigo.

− ¡Gracia a Dios! Llegaste a tiempo –Axel realmente lo agradece−. Ya iba a ser un tío cualquiera de mi familia. ¿Podéis creer que no den café?

Lía se le escapa una sonrisa de media luna, el cantinero se da cuenta y no entiende nada. La mejor amiga de Axel busca con la mirada, a la muchacha causante de que su amigo esté haciendo el ridículo.

− ¿Dónde está? −pregunta Lía a Axel.

-Por allá –Axel señala con la boca

Costumbre del venezolano

Lía tarda poco en encontrar a la muchacha. Al encontrarla siente como si un pequeño puñal hubiese atravesado su estómago, la chica se ha levantado, Lía observa su cuerpo, bien trabajado, una atleta del Gym, lindas piernas, bien tonificadas, cabello largo, le llega hasta sus nalgas. Lía siente como sus inseguridades la abrazan, ya que ella no tiene ese cuerpo.

−Mira al tipo con el que se encuentra, de inmediato se da cuenta del por qué ella se encuentra con ese sujeto allí.

−Es puta –no ha pensado dos veces en decirle eso a su amigo.

− ¿Por qué carajos me he enamorado de alguien así? –pregunta Axel totalmente derrotado.

−Hay algo que no entiendo –dice Lía−. Si sois capaz de escribir poemas y poesías maravillosas, que hasta hacéis que lloren cuando te escuchan recitar lo que escribís ¿Cómo carajos no tenéis el mismo don, en solo hablar con las mujeres? Debería estar rendida a tus pies.

−No lo sé, es lo que me he preguntado por siempre, soy muy torpe hablando con las mujeres que realmente me gustan.

−Conmigo no eres así –responde Lía

−Lía, eres mi amiga –responde Axel

A Lía no le asienta nada bien el comentario de Axel, mira de arriba hacia abajo a Axel, totalmente seria.

−Me voy ¿Te quedáis o te vais? –pregunta la muchacha al volver por el camino donde llegó, quitándole la mirada a Axel.

− ¿Qué creéis vos? –pregunta Axel sin animo.

− ¿Qué?

−Ella me debe diez dólares

− ¡¿Qué?! –pregunta desconcertada Lía.

−Baja la voz, se puede voltear y verme

−Vernos –le corrige la muchacha

−Como sea, me debe diez dólares responde Axel.

− ¿Cómo carajos esa zorra te debe diez dólares? ¿Acaso eres idiota?

−Pues… creo que sí, y además pendejo

− ¿ahora qué?

−Ella me dijo que necesitaba un poco de dinero para comprar comida, y yo le ofrecí diez dólares. Le dije que me pagara cuando pueda, creo que se arriesgó en desayunar conmigo, para ver si conseguía algo –Axel empieza a reírse.

−Sois un gran pendejo

−O tal vez un tipo confiado, de buen corazón

En ese preciso momento, cuando Axel termina de hablar, la muchacha que estaba de pie, al lado de aquel hombre, voltea, en dirección de los dos amigos. Mira a Axel, luego a Lía, y vuelve a mirar a Axel. Su sonrisa pícara se ha borrado de su rostro. Axel se da cuenta de cómo la chica que ahora desconoce, dice algo inentendible con sus labios, y traga grueso. Axel, posee un rostro derrotado ¿A caso el amor se ha enfriado tanto? Los verdaderos poetas sufren de amor. Axel no es la excepción, siente como la mano de Lía agarra la suya. La muchacha sabe muy bien que Lía es su mejor amiga, lo sabe muy bien, porque fue Lía quien le dijo a ella lo de Axel, ya que el muchacho no se atrevía.

− ¡Págale los diez dólares! –grita Lía a todo pulmón

− ¡No! ¿Pero qué decís?

− ¡¿Quiénes diablos son?! –grita el hombre que acompaña a la muchacha.

− ¡No te importa señor esteroides! –Lía le toma el brazo a su amigo para llevárselo lejos de ahí.

Las luces de la ciudad, la tierra del Sol amada lucen triste la noche de hoy, un cielo nocturno apronta con llorar sobre los techos, pero se abstiene por orgullo. Axel relaja su cuerpo sobre el asiento desgastado del viejo aveo de su amiga. La brisa choca en su rostro triste, receloso por si algunas lágrimas se asoman al borde de sus ojos, Lía habla, pero Axel sigue sin prestarle atención. Suspira porque es lo único que puede hacer, derrotado, sin ánimos de hablar, lleva su mirada directo a los ojos de su amiga, se siente extraño al verla, está preocupada por él.

−Te has cortado el pelo, y habéis comprado perfume nuevo –Lía lo ha notado.

−Me he quedado sin dinero –responde sin ganas Axel.

−Eso… para mí, significaría mucho ¬–Lía le sonríe.

Axel no responde, vuelve a mirar a la nada, Lía no le da importancia. Su amigo ha pasado por mucho, la muchacha comienza a respirar con dificultad, pero lo disimula muy bien. Lía a diferencia de Axel, es susceptible a cosas como estas, y más cuando lo que ha guardado por tanto tiempo, debe de esperar un poco más. No da crédito a lo que ha pasado ésta noche, pone su mano en el hombro de Axel, una sensación de un rayo recorriendo todo su brazo hasta llegar a la boca de su estómago, le corta la respiración de pronto. Se niega a apartarle la mano del hombro, baja la velocidad del auto, prende las luces traseras en intermitente, prefiere ganarse unos cuantos insultos, que dejar de sentir a su amigo. A su Axel. Ella porque no quiere ser amada sino es por alguien en específico, y Axel es porque su amor sale barato con corazones que aún no saben amar. Las primeras gotas de una lluvia que se avecina, se estrellan contra el parabrisas, Lía no le queda más remedio que quitar su mano del hombro de su mejor amigo, se resigna, es una pelea que ha perdido, otra más a su lista. Sus dos manos al volante, toma la calle más larga que lleva a su casa. Está demás decir que Lía no quiere llegar rápido a la casa de Axel, baja de nuevo la velocidad, se excusa con Axel diciéndole que la calle se vuelve puro jabón cuando llueve.

− ¿Puedo quedarme en tu casa hoy? –pregunta Axel de pronto.

−Si… claro que si –Lía se le escapa una media sonrisa

− ¿No habrá problemas con tu mamá? –pregunta de nuevo Axel−. Ya que está con vos.

−No hay ningún problema, créeme –una suave brisa pasa por su cuello y esta se eriza por completo.

Un Neruda baja de los andes de sus pechos, hasta llegar a un campo de girasoles que ha brotado en las alas de las mariposas, que revolotean en su estómago. Le habían ganado muchas batallas pero jamás se había rendido a esta guerra. ¿Qué tanto podemos esperar por amor? Lía se sentaba frente a su espejo en la habitación, cuando le colocaba las camisetas de Axel a su peluche, y lo veía abrazándola, un beso en la frente, para llevar su rostro a su pecho, podía escuchar su corazón como latía, su respiración. Siempre fantaseando con llenar de besos suaves su abdomen

El cielo se ha despejado para Lía, pero no así para su mejor amigo, Axel, ha cerrado sus ojos, pensando en absolutamente nada. Lía tiene una mezcla de sentimientos dentro de ella, pero debe de tomar las cosas con calma, nunca hay que apresurar al destino, quizás porque esté juegue en contra << ¡Mami! Me he besado con Axel!>>. Imagina tener esa conversación con su madre

−Axel, hemos llegado a casa, sanos y salvos –Lía le sacude el cabello a Axel.

−Mierda, me he quedado dormido

Lía y Axel suben hacia el pequeño departamento de la muchacha. Lía trata de pegarse al lado de Axel, huele bien, ella misma se ha sorprendido que Axel haya comprado un perfume nuevo para la cita que nunca se dio. Un pequeño Sol de girasol ha aparecido en la nubecita de algodón encima de su cabeza, le quema el rostro de felicidad, cuando suben los escalones sus manos rozan, no hace ningún efecto en Axel, pero en Lía la gravedad por poco desaparece << Lía, no la cagues, tranquila>>. Piensa la muchacha pa sí misma. El amor es extraño, y uno no tiene la culpa.

¬—¿Habéis cenado? —. Pregunta Lía más nerviosa que preocupada por su amigo.

—No tengo hambre, quiero ver a mi abuelo, mañana iré a visitarlo

— ¿Si queréis te acompaño? Para que no estéis solo, no sé, digo.

—Lía… no te preocupéis, de verdad te lo digo, no hace falta que me acompañéis, ya faltaba menos —. Dice Axel con desgano.

Lía no sabe cómo actuar ante tal situación; sin embargo no es la primera vez que esto sucede.

—Está bien, bueno, levántate del sofá y venite a dormir en la habitación de Daniel —.Lía coge del brazo a Axel y lo lleva hacia la habitación.

—Las mujeres deben aprender a decir que no desde un principio. No es justo que actúen de esa manera

—Tranquilo… ya pasará —. Lía quiere el camino hacia la habitación eterno.