PopNovel

Leer en PopNovel

Oreo

Oreo

Autor:Melanni Yulianna Sánchez Gómez

Terminado

Introducción
Ella sólo compraba galletas para que él se las robara.
Abrir▼
Capítulo

  Ladrón de galletas: Sí, se me ocurrió ese apodo para ti.

  Suena un poco inmaduro y rencoroso, pero no me juzgues… Apuesto a que has hecho cosas peores que eso.

  Ya sé porque soy tu única amiga desde que llegaste a esta ciudad. Bueno, eso sonó malo.

  Porque no soy tu amiga. Solo llámalo… ser cortés. El simple hecho de que te haya indicado donde se encuentra tú salón y de que fila tienes que formarte para la cafetería, y a cuáles profesores tienes que traerles la tarea y a cuáles no es tan necesario, no significa absolutamente nada.

  Hoy estaba con mis amigas, como solía ser costumbre y llegaste, me viste comerme mis ricas oreos y corriste hacia ellas, yo me oponía, las defendería con todas mis fuerzas, pero tú me botaste al piso y me hiciste las galletas trizas, volaron por mi pelo, y te comiste la que estaba en mi mano.

  Por suerte ese día había sacado a pasear a mi perro y adivina con cual mano había recogido sus desechos.

  ¡Te odio!

  Muchos puños de parte de la malvada oreo.

  Ladrón de galletas: No sé por qué escribo esto, parezco demente.

  O, ¿qué otro nombre le darías a una chica que le escribe notas a alguien que le roba sus galletas?

  Solo le conté a una amiga lo molesta que estaba contigo, ya que me habías hecho ir al baño y quitarme cada pedacito de galleta del pelo y ella me dijo que escribiera, que era la mejor solución de desahogarme.

  Aunque no tengo ni idea de por qué lo hago, y creo que jamás la tendré.

  Por suerte eres un año mayor y no estudio contigo.

  Pero tranquilo, que la venganza es tan dulce como la miel… o diría ¿cómo las oreos?

  Mucha suerte de parte de oreo.

  Ladrón de galletas: Mis amigas dicen que eres atractivo, divertido y tierno, que deberías de ser el padre de los hijos de cada una, me morí de risa.

  Solo lo dicen porque eres extranjero. Y porque andan con las hormonas a mil. ¿Qué le dan de comer a estas chicas?

  Pero el mejor momento del día

por lo menos el más divertido

es cuando se derriten cuando llegas a pasar el descanso con nosotras.

  ¡Ve y molesta a las de tu salón! O a otras, las estoy perdiendo por tu culpa.

  Aparte de ser un ladrón de galletas, también lo eres de amigas.

  Me colmaste la paciencia

siempre lo haces

, tienes una manía con tirarme al piso como una débil y quitarme mis oreos, por tú culpa me regué todo el jugo encima. Pero tranquilo, que por suerte compro de a dos paquetes.

  Esa fue mi venganza. Cuando íbamos entrando a nuestros respectivos salones, te mostré el paquete que tenia de sobra. Se te hizo agua la boca,

deberías de haberte visto, ja, ja, ja

intentaste perseguirme, pero por suerte el pasillo estaba lleno.

  En tu cara, oreo.

  Ladrón de galletas: Creo que van a pensar que soy anoréxica. No como por tú culpa, y me da pereza ir hasta la cafetería a comprar otras

¡Vamos! queda muy lejos

  Por eso cuando salí, pensé en ti.

  Lo sé, re tierna yo. Vi un delicioso postre de oreo, tan delicioso, con su cremita, y ay dios.

  ¿No se te hace agua la boca?

  Al parecer sí. Lo traje al colegio

he estado aprendiendo clases de defensa personal

y cuando me intentaste atacar te di un golpe del que nunca te olvidarás de mí.

  Eso es una pena para tu novia, ya que te dejé sin hijos.

  La maliciosa oreo.

  Ladrón de galletas: Según mamá las mujeres nunca golpean.

  Así que recurrí al método de pellizcarte.

  Y creo que fue lo mejor que pude hacer en toda mí aburrida vida, porque ahora me tienes miedo.

  Cuando paso levantas las manos en son de paz y me dices que no tienes comida.

  Hasta me abrazaste. Sentí escalofríos, ha de ser por la sorpresa, no te emociones.

  Eres un idiota.

  La temible oreo.

  Ladrón de galletas: ¡Deja de hacer eso!

  Cuando me ves haces un corazón con las manos y me dices que no tienes nada.

  Intento decirme que es normal, digo un corazón es como una bandera blanca ¿no?

  Pero te comportas tan… estresante.

  Me dan ganas de tirarte galletas en los ojos.

  Te sentaste conmigo en el recreo, como siempre, solo que me compartiste galletas.

  O me tienes miedo o no sé qué es lo que te pasa.

  ¿La no tan enojada oreo?

  Ladrón de galletas: ¡Jamás había estado tan feliz contigo!

  Lo sé, soy la reina de las bipolares del mundo entero.

  Te odiaba porque me robabas mi comida, y cuando lo dejaste de hacer te odie más.

  Pero ahora todo volvió a la normalidad, me tiras al piso y me robas las galletas.

  Y te sigo odiando, y eso me gusta.

  Aunque no estaría mal que un día de estos me compraras una bolsita de oreos

de las grandes

para pagarme todas las que me debes.

  La feliz oreo.

  Ladrón de galletas: Que te puedo decir…

  Antes de entrar a mi salón me cogiste del brazo y me diste un paquete de oreo.

  Te miré desconcertada y me dijiste que no querías más.

  ¡ERES UN PSICOPATA!

  ¿Cómo no vas a querer más?

  Y aunque hice el mayor esfuerzo por no recibírtelo, no resistí.

  Lo cogí rápidamente esperando a que fuera una broma, pero te quedaste ahí, mirándome con cara de “qué loca está”.

  Entré corriendo a mi salón y ahí me las comí tranquilita.

  Pero ahora que recuerdo todo… No te di las gracias, y siento esa cosa en el pecho tan horrorosa que no me deja en paz.

  La culpable oreo.