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Mi matrimonio como trabajo

Mi matrimonio como trabajo

Terminado

Introducción
La vida de Angelina dio un giro cuando se fue del país de su padre a la ciudad de Nueva York debido a una beca que recibió. Con ella ahogándose en sus propias inseguridades. Nathaniel, uno de los solteros elegibles en State con una cara y un cuerpo sonrientes asesinos. El único heredero de las empresas de su familia y un prometido leal a su novia. Su prometida lo dejó el día de su boda con una carta de ruptura. Debido a los paparazzi y los ojos del público, necesitaba un reemplazo.
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Capítulo

Punto de vista de Nathaniel

La gente siempre decía que el primer amor era una lección, pero el último amor era el verdadero. Sin embargo él no lo creía, porque su primer y último amor fue Clara Adrian.

La única mujer de su vida.

Clara era la nieta de su niñera, la señora Adrian. Él y Clara prácticamente crecieron juntos desde que estaban en pañales, fueron a las mismas escuelas, y habían prometido casarse, formar una familia y estar juntos hasta la vejez.

"Ella era mía y yo solo suyo", pensó, sonriendo ampliamente mientras hacía girar el anillo.

Todo lo que hacía giraba en torno a ella. Todo lo que ella quería o decía, él lo aceptaba sin pestañear, porque era la única que lo comprendía y la amaba con cada fibra de su ser. Era como el oxígeno que respiraba.

Hacía quince días que había cumplido veintiséis años y Clara le aseguró que estaba dispuesta a convertirse en su legítima esposa. Ella creía firmemente en no tener relaciones s*xuales antes del matrimonio y él juró permanecer virgen para ella, pero eso no le impedía masturbarse cuando el impulso s*xual era demasiado fuerte.

Era una hermosa alma inocente cuya sonrisa irradiaba alegría, dándole un propósito. Aunque sabía que el amor de su vida era una drogadicta, la amaba con todo y sus defectos.

"¿Cuál es la esencia de amar a alguien si no puedes soportar los defectos de esa persona?" Siempre respondía a quien le preguntaba por qué estaba con una adicta.

Habló con sus padres de sus planes de casarse con Clara y ellos se opusieron rotundamente, argumentando que ella no era quien él pensaba, pero cuando amenazó con irse de casa y abandonarlos, consiguió que lo apoyaran. Era su adorado hijo único, después de todo. Y él utilizaba mucho esa frase para conseguir que sus padres se doblegaran a su voluntad. "La ventaja de ser hijo único", sonrió para sus adentros.

No entendía por qué a sus padres no les agradaba Clara, tal vez porque era de clase baja o porque le encantaba gastarse todo su dinero en ir de compras, siempre vistiendo a la última moda, pero no le importaba porque se habría gastado el mundo entero en ella.

Habían estado preparando su boda y ella quería que la suya fuera la número uno, y que ninguna otra ceremonia pudiera igualarla en el próximo siglo.

Dejó que Clara hiciera todo lo que creyera conveniente, eligió su traje, el lugar de celebración y demás. Quería que todo estuviera a su gusto. Invitó a casi todos los famosos, a los paparazzi. Quería ser la comidilla de la ciudad, ¿y quién era él para decirle que no?

El sudor le resbalaba por la frente a causa del nerviosismo y el vértigo que sentía. No se lo podía creer cuando ella aceptó casarse con él, después de tanta espera y persuasión.

Las criadas corrían de un lado a otro para cumplir las órdenes que les daban mientras él se vestía con su traje de Armani. No podía esperar a que llegara la noche, iba a hacerle el amor como un loco. Iba a embestirla y a llenarla con su semilla, pensó, sintiendo que se le ponía dura mientras intentaba ajustarse el p*ne entre los ajustados pantalones mientras se arreglaba torpemente la corbata, comprobando que no se le viera el miembro.

Se reprendió a sí mismo por tener esos pensamientos traviesos, tenía que ser paciente y esperar a que llegara la noche.

Al salir, un niño pequeño tropezó con él y le entregó un sobre marrón antes de sonreírle descaradamente y salir corriendo a toda prisa.

Sonrió y miró el sobre con recelo, sintiendo una sensación de urgencia antes de abrirlo.

Querido chico travieso,

No tengo tiempo para saludarte.

No me esperes hoy en el altar porque ya estoy de camino para encontrarme con el amor de mi vida. Fue divertido engañarte con Ken, quien no es mi primo lejano sino el padre del niño que estoy esperando. Eres demasiado ingenuo para mi, necesito un chico salvaje y rudo que me maneje bien, especialmente con su enorme v*rga negra, pero...

Solo quería informarte que me transferí 2 mil millones de dólares de tu cuenta. Sé que no sentirás su falta. No me busques porque hace tiempo que me fui. Nunca te quise.

No llores demasiado, ricachón. No quiero sentir lástima por ti.

No te amo.

No puedo casarme contigo porque no eres el hombre para mí y no creo que puedas satisfacerme en la cama. Y tampoco me van los vírgenes.

Y gracias por ser mi cajero, mi novio y yo disfrutaremos de tu dinero.

Besos y abrazos.

Sinceramente, tu pequeña Clara.

"¡No!", gritó agonizante, sintiendo un inmenso dolor en el pecho mientras arrugaba el papel sobre su puño. Su teléfono emitió una notificación, lo sacó y vio la alerta de débito del banco. Golpeó el aparato contra el suelo y se quitó la corbata.

"¡No!", volvió a gritar, esparciendo todos los jarrones de flores por el suelo donde retumbó el sonido, con los ojos llenos de lágrimas de ira mientras golpeaba la pared con el puño. Se desplomó en el suelo, preguntándose qué había hecho mal para justificar aquel rechazo. Sus ojos se nublaron con una rabia insondable, ¿qué quería ella que él nunca le había dado? Lo había dejado por un chico moreno. Su corazón se rompió en pedazos ante la traición mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de sangre, sintiendo un inmenso dolor de cabeza.

"Ella me dejó... ella me mintió".

Su madre entró corriendo y contempló su desaliñada figura, arrodillándose a su lado descorazonada, "Mamá" se atragantó con las lágrimas mientras le temblaban los labios, "me ha dejado" lloraba, no le importaba si la gente lo veía o no. "Mamá, me duele" su cuerpo temblaba por el llanto.

"Cariño, no pasa nada", le dijo, secándole la cara mientras le tarareaba una relajante canción de cuna y le acariciaba suavemente la espalda.

"La gente está esperando en el...", se detuvo su padre mientras lo miraba con expresión de dolor.

"Cancela la boda", dijo su madre en voz baja, secándose las lágrimas de los ojos y resoplando.

"No, mamá" la interrumpió, abrazándola mientras se secaba las lágrimas con determinación. "Vamos a celebrar la boda" dijo claramente, levantándose tambaleante. Clara quería hacerlo quedar en ridículo, pero él le demostraría que era inquebrantable.

"Solo necesitamos una sustituta", dijo mientras todos lo miraban preocupados.