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Casarse con Una Rica

Casarse con Una Rica

En proceso

Introducción
Hace un mes, Henry Zhang, quien fue honrado con el calificativo de "Rey del bajo mundo", regresó del extranjero y se casó con Sylvia, la hija de familia Lin. Ella despidió a todos sus sirvientes y le dejó todo el trabajo doméstico a Henry, con el objetivo de molestarlo para que luego le pida el divorcio. Sin embargo, Henry no se molestaba en absoluto. Cada vez que Sylvia tenía problemas, era él quien la ayudaba, y esto hacía que poco a poco ella cambie sus pensamientos sobre él.
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Capítulo

Luxury Village era la mejor zona residencial de la ciudad de Yinzhou. Además de tener la mejor ubicación, estaba estructurada con dos pisos y el espacio medía 300 metros cuadrados. En efecto, era la más cara.

En el lugar se encontraba Henry Zhang, un joven de veinticinco años, limpiando cuidadosamente el costoso piso y estrujando una pieza de tela blanca en la cubeta que tenía al lado.

Este joven era el esposo de Sylvia Lin, nada más y nada menos que la presidenta de Lin's Group. Y como tal, había hecho muchas tareas domésticas durante el mes que llevaba casado con ella. Sin embargo, hasta ahora no habían pasado ni una sola noche juntos ya que ella simplemente lo despreciaba.

En el patio de la villa, había un Porsche y un Ferrari estacionados, los cuales estaban cubiertos de polvo. Aunque los vehículos se veían lujosos, ninguno era de a Henry. Lo único que probablemente le pertenecía en esa villa, era la bicicleta en mal estado que estaba en un rincón.

Henry vestía un chaleco blanco y pantalones de playa. Se le veía muy alegre mientras cantaba una canción, aparentemente desconocida.

"Uf, solo dos habitaciones más y habré terminado", dijo él.

De pronto, un Aston Martin de edición limitada se detuvo frente a la villa. Había pocas personas en toda la ciudad de Yinzhou que pudieran darse el lujo de tener un auto como ese, ni siquiera para la familia Lin era fácil conseguir uno.

De dicho auto bajó un joven vestido con ropa Versace, también de edición limitada. Las personas que pueden darse el lujo de tener este tipo de ropa, normalmente tienen una posición importante en todo el país.

El joven se quitó las gafas de sol, mostrando así su hermoso rostro, luego abrió la puerta del patio de la villa y entró. A través de las enormes ventanas francesas se podía observar a Henry fregando el suelo con el trasero levantado.

El apuesto joven se dio una palmada en la frente. "Oh jefe, usted es conocido como un gran líder, el "El rey del bajo mundo”, ¿cómo es que se convirtió en un empleado de limpieza? O mejor dicho, ¿un amo de casa?"

Después de eso empujó la puerta, entró en la villa y se encendió un puro cubano. El agradable olor que desprendía se hizo notar muy pronto.

Henry continuó fregando el suelo y sin mirarlo dijo: "Cállate. No sabes nada, hago esto por amor. Will, ¿apagaste ese maldito cigarro? Sabes que a mi esposa no le gusta el olor a humo".

"¡Hey! No puedo creer que esas palabras hayan salido de alguien que también fuma". El apuesto joven hizo una mueca y luego apagó el cigarrillo. "Por cierto, jefe, ¿le apetece tomar algo esta noche? La joven de la familia imperial del Reino R me volvió a llamar hoy y dijo que quería verlo. Tomará un jet privado y aterrizará en Yinzhou lo antes posible, si usted está de acuerdo".

"¡Maldita sea! ¿No sabe que ahora tengo esposa? ¡Al diablo con la familia real!" Henry agitó la mano con impaciencia. "Sal de aquí, todavía estoy limpiando el piso".

"Dios mío", suspiró el Will. "Qué carácter. Está bien, se lo haré saber”, murmuró. “Jefe, quiero preguntarle algo. ¿Va a renunciar a todo? El mundo clandestino se volvió loco después de que desapareció durante un mes".

"¿Renunciar a todo?" Henry se levantó del suelo y le dio una palmada en la nuca al apuesto joven. "¡Amigo, yo soy el dueño de ese mundo!"

Mientras hablaban en la sala de estar, Henry señaló la pared donde se encontraba el televisor. Había una fotografía matrimonial en la que aparecía él junto a una mujer que estaba ligeramente maquillada y sonreía delicadamente. Se veía tan hermosa que casi parecía un ángel.

El apuesto joven dijo sacudiendo la cabeza: "Se dice que las mujeres enamoradas no son inteligentes. Bueno, ahora, gracias a ti, veo que los hombres son iguales que las mujeres. Bueno, me voy”. Luego, el subordinado salió de la villa dirigiéndose hacia su Aston Martin de edición limitada. Al llegar, abrió la puerta de su vehículo, pero cuando estuvo a punto de entrar se detuvo inesperadamente.

"Por cierto, jefe, usted ha guardado las cosas más preciadas del maestro Olba Xie junto a esa basura. Me temo que se sentirá muy disgustado cuando vea eso".

El apuesto joven hizo pucheros mientras miraba esos lujosos autos cubiertos de polvo.

"¡Tonterías! Si hay una bicicleta, hay que utilizarla. Puedes tomarla si quieres", dijo Henry agitando la mano despreocupadamente.

"Olvídelo". El apuesto joven negó con la cabeza y entró a su auto. "No quiero andar por la calle con 1.300 millones de dólares. Adiós, jefe".

El motor del Aston Martin rugió y desapareció del lugar.

Henry se dirigió al patio y miró la bicicleta gastada. "¿1.300 millones? Comparado al valor del cabello de mi esposa, no es nada", murmuró para sí mismo.

Después de eso, no pudo contenerse más y tumbó la bicicleta de una patada. En ese momento, su celular valorizado en 1.000 yuanes sonó. Lentamente lo sacó de su bolsillo y lo miró. Era un mensaje de texto.

"Su Excelencia, la familia real de SA nos pidió que enviáramos diez guardias para resguardar la seguridad de los miembros reales. El precio es de tres yacimientos de petróleo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos..."

Henry dejó de leer el mensaje, lo borró y volvió a guardar su celular en el bolsillo de su pantalón. "Casi lo olvido, aún me quedan dos habitaciones por limpiar", se dijo a sí mismo y se dispuso a continuar con los quehaceres.

Cuando por fin terminó de limpiar todas las habitaciones de la villa, el reloj ya marcaba las seis de la tarde. En eso entró un auto Mercedes al patio.

Tan pronto como Henry escuchó el sonido del motor, inmediatamente corrió hacia la puerta.

El Benz GT rojo era tan hermoso como un guepardo, que la gente no podía apartar la vista de él. Sin embargo, todo eso se vio eclipsado por la belleza de la dama que bajó del coche. Incluso el apasionado amante de las carreras ya no le prestaba atención al automóvil sino a ella.

Una simple camisa blanca y una falda negra la hacían lucir fuera de lo común. Además, sus esbeltas piernas envueltas en medias negras eran tan perfectas como un regalo de Dios.

Su cabello negro era tan suave que el viento lo hacía flamear en cada paso que daba.

Su piel clara era más delicada que la de un bebé y ni hablar de sus rasgos faciales, eran tan perfectos que parecían tallados por los mismo dioses.

Sin duda alguna, esta mujer era casi perfecta, pues no solo poseía una gran belleza, sino que además era rica y poderosa. Solo tenía un defecto: su personalidad fría.

Después que la mujer bajó del coche, entró directamente a la villa sin siquiera mirar a Henry, quien estaba parado frente a la puerta.

"Cariño...”, hizo una pausa. “Quiero decir, presidenta Lin, bienvenida." Henry miró a la mujer que tenía en frente con ojos conciliadores y dejó de tratarla como su esposa por el gesto que ella hizo.

Sí, esa era Sylvia Lin, directora general de Lin’s Group y esposa de Henry Zhang desde hace un mes.

Al ver a Henry, Sylvia se sintió disgustada. Ella odiaba especialmente a dos tipos de personas: a los que hablaban hasta por los codos y a los holgazanes. Casualmente, Henry era ambos.

Para ella, Henry solo era una persona que se pasaba el día sin hacer nada. Era tan ocioso que no quería salir adelante. Quería conseguir una vida mejor que la de los demás simplemente casándose con ella. En resumen, solo era un chico que se ganaba la vida gracias al padre de su esposa.

Los Lin solo tenían un descendiente por cada generación. Como Sylvia era la única hija, su padre tuvo que "adoptar" un yerno que estuviera dispuesto a tomar su apellido y a vivir con ellos.

Lo que la joven no entendía, era por qué su padre eligió a una persona como Henry Zhang. Protestó muchas veces, intentó echarlo de todas las formas posibles, despidió a la niñera y le dio todo su trabajo a él, y nunca lo llevó a eventos sociales. Ella pensó que todo esto haría que Henry se dé por vencido en poco tiempo, pero las cosas salieron al revés, en lugar de frustrarse, él lo había estado disfrutando.

Al final, todo lo que hizo fue inútil. Henry y ella ya llevaban un mes de casados.

"Presidenta Lin, debe estar cansada después de este ajetreado día. Su té ya está listo", dijo Henry entregándole la taza de té caliente con una amplia sonrisa en el rostro.