La voz del hombre con quien su novia lo engañaba resonó con potencia: "¡Eres un perdedor! ¿Cómo te atreves a venir aquí a buscar a mi chica? Golpéalo y sácalo a la calle, pero antes, ¡desnúdalo!".

El pobre Xiao Yi pertenecía a una familia muy conocida en la ciudad de Hai, pero desde que nació todo fue un infierno para él, pues ni siquiera su madre lo esperaba y él nunca conoció a su padre.

Pocos días antes de que lo sacaran desnudo a la calle, su madre murió a causa de una sobredosis, ya que era una adicta tanto al alcohol como a las drogas. Ese día fue cuando el joven, quien siempre había sido considerado una vergüenza para el mundo, se convirtió en una molestia para todos.

Cuando ya no pudo tolerar esa situación escribió una frase en un pedazo de papel y salió corriendo de su casa: "Sus insultos no son aceptables".

Muy pronto él se quedó sin un centavo, por lo que su arrendador lo expulsó sin tener la menor compasión y cuando el joven quiso recurrir a su novia Zhu Hong, descubrió que ella lo traicionaba.

Vestido únicamente con sus calzones, él lucía su escuálido cuerpo lleno de cicatrices, mientras caminaba desesperado por las calles.

Repentinamente, un camión enorme que circulaba por la avenida pareció dirigirse hacia donde él estaba y se abalanzó en su contra.

...

Un ligero aroma a medicinas flotaba en el ambiente, mientras una sensación suave y placentera rodeaba su cuerpo. Entonces, Xiao Nanli abrió lentamente los ojos.

La cara de una jovencita de aspecto radiante lo observaba atentamente con las manos sobre su pecho, quien al darse cuenta de que sus párpados se movían, se volvió emocionada y gritó: "¡Papá, ya está despierto!".

Cuando ese enorme camión lo arrolló, Xiao Yi murió de inmediato y el espíritu de Xiao Nanli poseyó su cuerpo.

Un hombre bajito y muy gordo resopló. Él tenía aproximadamente cincuenta años y se movía con dificultad debido a su gran masa corporal. Sin embargo, se acercó lentamente a Xiao Nanli. "Umjú, sigues siendo una chica muy amable. ¿Ya olvidaste que la última vez que trataste de salvar a alguien lo único que conseguiste fue que te extorsionaran?".

"Pero ahora has tenido suerte, pues este joven solo sufrió una conmoción cerebral después de haber estado involucrado en ese accidente automovilístico tan grave", dijo volteando a ver al enfermo que yacía tendido en un camastro.

"¡No fue solo una conmoción cerebral!", dijo Xiao Nanli levantando la manta que lo cubría para sentarse. Sosteniendo una caja de agujas de acupuntura en una mano, él sacó un trío de tres pulgadas y las clavó en los puntos de su cabeza donde eran necesarias: Baihui, Shenting y Renzhong respectivamente. Con un suave giro de sus dedos, todas las agujas entraron en su cerebro.

"¡Ah! ¿Qué estás haciendo? ¡Esas agujas son largas!", gritó la muchacha tapándose la boca con miedo.

La mirada del hombre de mediana edad cambió dramáticamente y gritó: "¡Oye, espera! ¡Si quieres suicidarte, no permitiré que lo hagas en mi clínica! ¡No quiero estar involucrado!".

"¡No te preocupes, no moriré!", contestó Xiao Nanli mientras sacudía las colas de las agujas de acero, las cuales vibraron en una frecuencia especial.

Eso causó que se activaran los puntos de acupuntura que tocaban, donde apareció una tonalidad rosácea muy peculiar, la cual se extendió gradualmente a lo largo del vaso del gobernador. Después de unos segundos, en el rostro de Xiao Nanli apareció una delgada línea roja.

"¿Viste, papá? ¡Esa raya en su cara!", gritó la chica, muy sorprendida.

"¡Oye, qué has hecho! ¡Tendré que llamar a la policía! Si te pasa algo, no será asunto mío", dijo el hombre gordo, sacando rápidamente su celular.

"Mmm, no esperaba que la medicina tradicional china se convirtiera en esto. Increíble que no conozcas la maravillosa técnica de las agujas de cuatro colores", resopló Xiao Nanli.

Él había renacido en el cuerpo de otro hombre. En su vida anterior, había sido daoísta, para ser exactos, el maestro número doce de la Secta Médica Oscura. Estaba a punto de ser ascendido, cuando fue asesinado durante el complot de su enemigo.

En este momento, el joven estaba usando el método de las agujas de cuatro colores para dragar los vasos cerebrales y eliminar la sangre extravasada.

Después de unos minutos, fue hora de extraer nuevamente las agujas y él las fue sacando una por una.

Cuando tuvo afuera la última de ellas, una espesa sangre negra salió de las fosas nasales de Xiao Nanli.

"¡Uf, creo que ahora estaré bien!", dijo aventando sus piernas hacia abajo del camastro y poniéndose de pie.

"¿Oye? ¿Esa sangre viene de tu cerebro?", preguntó el otro hombre sorprendido, agrandando los ojos con sorpresa.

"¡Veo que has estudiado!", dijo Xiao Nanli asintiendo mientras observaba el certificado de medicina que colgaba de una de las paredes. Luego se volvió para mirar al hombre y preguntó: "¿Tú eres Qin Guangming? ¿Practicas la medicina china en esta clínica?".

"Sí, ¿por qué? Y esta es mi hija, Xiaoyue, quien te salvó. Si no hubiera sido por ella, en este momento estarías en el infierno". Qin Guangming tomó una silla para sentarse, luego cruzó las piernas y dijo: "¿Dónde está tu dinero? ¡Tendrás que pagarme por tu tratamiento! Aquí no te funcionará dar solamente las gracias".

"¡Papá! ¿Por qué solo te preocupas por dinero?", gritó Qin Xiaoyue dando una patada en el suelo. La chica se sentía terriblemente avergonzada por la codicia de su padre.

"Maldita niña, Si no es por dinero ¿por qué crees que dirijo esta clínica? ¿Solo para procurar el bienestar público? ¡Por favor! El precio de los materiales ha aumentado y cada vez hay menos personas que creen en la medicina tradicional china. Durante más de veinte años he ahorrado para poder pagar las cuotas de tu universidad y que pudieras estudiar medicina", un torrente de palabras salió de la boca del hombre, quien cargaba con una profunda ira.

"Está bien, ya lo sé", contestó la chica haciendo un puchero de tristeza.

"Oye, se está haciendo tarde y tengo que ponerme a trabajar. Deberías pagar la tarifa e irte rápidamente", le apuró Qin Guangming.

"¡No tengo un solo centavo!", gritó Xiao Nanli con calma, quedándose sentado en el camastro, sonriendo sin moverse ni un ápice.

"¿Qué? ¡No tienes dinero! ¡El mundo está cada día peor! Mi hija te salvó, ¡tienes que pagarnos!", gritó el hombre dando un salto hacia adelante.

"Papá, en realidad, nosotros no hicimos nada. Solo lo ayudamos a entrar y lo acostamos. Además, no tiene dinero. Será mejor que te olvides de recibir un pago", dijo la chica acercándose al codicioso hombre.

"¿Qué quieres decir con que no hicimos nada?", preguntó Qin Guangming saltando sobre sus pies.

"¡Vamos, papá!", insistió Qin Xiaoyue, quien no pensaba rendirse. Luego, ella se dio la vuelta y le dijo a Xiao Nanli: "Está bien, ya puedes irte".

"¡Maldita niña! ¡Tarde o temprano arruinarás mi clínica!". Qin Guangming gritó enojado, pero tuvo que aceptar la situación y dejar de exigir el pago de sus honorarios.

Sin embargo, Xiao Nanli no se movió, solo se encogió de hombros y dijo: "¿A dónde quieren que vaya? ¡Ni siquiera tengo un lugar adónde ir!".