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The Blame

The Blame

Autor:Vasthy Rebeca Zambrano Toledo

En proceso

Introducción
Si antes Gunther debia proteger a Aubrey de su mundo, ahora ella junto a Aiden serian la razon por la cual mantener a su pasado lejos de ellos. Gunther ha sido padre, sus hermanos no lo pueden creer, el Gunther que conocian, ha cambiado mucho gracias a la chica que debia ser su encargo, claro que solo ha cambiado con ella, ya que para todo el resto, Gunther sigue siendo un odioso intratable. El mundo parece mas tranquilo ahora con ella y su pequeño Aiden en casa, pero aun queda algo que resolver: el pasado de Aubrey, el secreto que ha guardado por tanto tiempo, o lo que han ella desde si infancia le han hecho creer, Aubrey esta decidida a no dejar que nada lastime la familia que nunca tuvo y esta vez , lo hara ella por su propia cuenta.
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Capítulo

  Tiempo, ¿Cuánto tiempo crees que necesitas? ¿con cuánto tiempo te conformas? ¿años, días, horas, minutos? Cuando lo tienes todo, el tiempo es relativo, cuando estas completa, el tiempo deja de importar, solo importa disfrutar, si aprendiéramos esa lección antes de caer, todo sería mucho fácil.

  No hubiera creído que terminaría con el chico que se suponía iba a lastimarme, pero vamos, que nunca terminamos con quien se supone deseas acabar, y es que el amor no tiene respeto por nadie, el solo llega, destroza y se va. Gunther ha salido, y hoy me quedo a solas con Aniden, bueno, no a solas, sus tíos están a menos de diez metros, y uno de ellos pasa la mitad del día en esta casa.

  Todo iba bien, todo estaba excelente ¿por qué debería preocuparme? Dentro de mi cabeza hay una voz que me dice que debo, y que sé muy bien por qué.

  Kaspar tiene a Aiden tomado de la cintura, camina con el separándolo de su cuerpo al menos un metro— Joder...Aiden se ha cagado— lo mira frunciendo el ceño— no me mires con inocencia Benny, el olorcito ni tus tíos pueden esconderlo.

  Meneo la cabeza y dejo mi teléfono en la mesa, mi vida ha cambiado bastante en estos pocos meses— Dámelo, tengo que cambiarlo.

  —Cristo, que manera de cagar...— me lo entrega y con cuidado lo tomo en mis brazos mientras Kaspar se recuesta en el sofá de la habitación— tienes talento después de todo eh.

  —¿Después de todo? — frunzo el ceño y busco el bolso de Aiden.

  —Solo digo Aubrey, encontré unos interesantes planos de nuestra casa. — recuerdo los planos que intente hacer, y miro de reojo a Kaspar— mira que estabas cerca de escapar.

  ¿Lo estaba? Me pegunto que habría pasado si realmente lo hubiera logrado. Saco el pañal sucio de Aiden, mi precioso bebe es el niño más tranquilo que he visto, casi no llora y todo le produce risa, suelo llenarlo de besos, es inevitable no hacerlo, su pequeña risa me encoge el corazón. Sus ojos claros son una perfecta mezcla entre Gunther y yo, aunque creo que tiene más de él que de mí.

  Miro por sobre el hombro a Kaspar que revisa su teléfono—¿tú no tenías clases Kaspar?

  —Tenia, bien lo has dicho, he decidido que hoy no tengo— suspiro y miro por la ventana, de todas formas, el tiempo estaba bastante malo para salir. Lo cual me hace cuestionarme a donde va Gunther todos los martes, miércoles y viernes en la mañana, se ha convertido en algo habitual, no he querido preguntarle, pero me mata la curiosidad. Me preocupa que está en algo raro, las cosas era diferentes, ya no éramos solo nosotros dos. Los cambios que ha hecho Gunther son evidentes, intenta controlar su genio, está más tranquilo, aunque con el resto sigue estando a la defensiva. Discutimos menos que antes, pero cada discusión es una guerra que termina en calurosas reconciliaciones, él sabe cómo y yo siempre donde.

  —Kaspar, ¿tú sabes donde esta Gunther? — el suspira y coloca sus manos detrás de la cabeza.

  —Si no sabes tú, menos sabremos nosotros, desde hace bastante le perdimos el rastro— termino de limpiar a Aiden y vuelvo a cerrar su pequeño pijama azul. Lo cargo en mis brazos, sus ojos comienzan a cerrarse de apoco, ¿tiene sueño otra vez? A veces me pregunto si es normal que duerma de esta manera. Tocan la puerta y me emoción al pensar que es el quien ha llegado.

  —Abre la puerta por favor—miro a Kaspar el cual no parece tener intenciones de levantarse.

  —Es increíble que mandes a la visita a abrir la puerta— suspira y se levanta con pereza. Odio cuando las personas arrastran los pies, pero sé que Kaspar lo hace solo para fastidiarme.

  —¿Tu qué haces aquí? — me acerco al pasillo con Aiden en brazos, mi sorpresa es grande al ver a Christian junto a Gabriel en la entrada de mi casa.

  —¿Christian? — el me mira por largos segundos. No he vuelto a verle desde hace mucho tiempo, y para ser honesta, no creí volverle a ver, es sabido que Gunther y él no se llevan para nada.

  —Lo siento, Gabriel viene a revisar a Aiden, y su auto está en el taller, no podía dejarle venir así con este tiempo.

  —¿Si? ¿Y mi segundo nombre es rapuzar? Vamos hombre, dime una más creíble, tu solo vienes por Aubrey.

  —Kaspar...—Gabriel entra a la casa, pero al momento que Christian intenta hacer lo mismo, Kaspar se interpone en su camino.

  —Que sepas niño bonito, que voy a estar vigilándote— Christian le da una media sonrisa y con arrogancia pasa por su lado, el llanto de Aiden me vuelve a tierra, Gabriel ha tenido que despertarle para examinarlo, no es la primera vez que lo hace, asique no tarda demasiado en volver a estar tranquilo. Gabriel es muy bueno en lo que hace, bastante, a decir verdad, me costó convencer a Gunther de lejos de todos los problemas entre Christian y el, Gabriel no era Christian y luego de cómo fue conmigo, confiaba en él y su criterio, no me había equivocado.

  —Tengo ojos en la espalda Arzer—Kaspar volvió a sentarse en sofá, la verdad le he visto bastante apagado este último tiempo, y aunque no quiera reconocerlo sabemos que su razón tiene nombre y apellido.

  —¿Cómo estás? —Siento la voz de Christian a mis espaldas, ¿cómo estoy? bueno me siento algo más vieja, no estoy segura por cual de todas las razones.

  —Bien, todo está bien. —solo puedo sentirlo detrás de mí, no volteo a verle, mantengo mi mirada en Aiden.

  —¿Has hablado con mi padre? — niego, no lo he hecho, no creo estar lista para hablar de todas las cosas que deseo preguntarle— lamento mucho todo lo que ocurrió.

  —Está bien Christian, no lo lamentes, no es tu culpa— no he hablado con mi padre desde la última vez que le vi, no sé cómo acercarme a él, no estoy segura de querer hacerlo, me he tomado el tiempo de procesar sus razones, pero no puedo, no encuentro razones válidas, no logro colocarme en su lugar esta vez.

  —Aubrey, ¿podemos por favor hablar en privado? —escucho a Christian decir, su mano a tomado mi antebrazo.

  —Christian, no quiero problemas, y Gunther puede llegar en cualquier momento— lo miro por sobre el hombro.

  El frunce el ceño mirándome confundido— ¿pero ¿quién eres? me gustabas más cuando hacías lo que tu querías, no lo que el resto te ordenaba— "me gustabas más" ¿por qué viene a decir esto en mi casa? este chico quería morir.

  —No quiero problemas Christian—

  —Pues a mí me encantan Aubrey— tirando de mi me aleja de la sala mientras camina a paso rápido por el pasillo. ¿Qué demonios le ocurre? Bruscamente me zafo de su agarre y le miro algo molesta.

  —¿Pero ¿qué te ocurre Christian? — apoyando una mano en su cadera mientras que con su otra mano pasa el pulgar por sus labios, no me gusta como esta mirándome, ¿que ha venido a hacer aquí? — Quiero que me digas a que has venido.

  —Sé que ella ha estado aquí Aubrey...— intento hacerme la desentendida, me mira por unos largos segundos, ¿cómo podría el saberlo?, ¿acaso ha estado espiándome?

  —Christian no creo que este sea tu problema— volteo para buscar un vaso, debo distraer mi mente, debo dejar de pensar en ello.

  —¿Que no es mi problema? Oh vamos Aubrey, ¿quieres que refresque tu memoria? — rasco la palma de mi mano nerviosa, ni siquiera quiero recordar aquellos tiempos, dejo el vaso sobre la encimera y me apoyo en ella intentando olvidar los recuerdos que han pasado por mi mente.

  —No quiero hablar del tema Christian, necesito olvidar, olvidar todo eso ¿puedes por favor dejarme hacerlo? —volteo a verle, lleva un traje negro, siempre tan formal, tan impecable, las manos en sus bolsillos, llevan un abrigo del mismo tono, me mira fijamente, puedo ver algo de arrepentimiento en su mirada, aunque no estoy segura de que sea eso exactamente.

  —Quieres olvidar, lo que todavía no eres capaz de superar...— se acerca a mí a paso lento— déjame ayudarte Aubrey, soy el único que conoce lo que eres, déjame ayudarte.

  —No puedes ayudarme Christian. ¡Por el amor de Dios! Tengo un bebe, necesito mantener todo lo que pueda lastimarlo lejos de mi ¿puedes entenderme? — se acerca a mí, y tomando mi mano me mira con sinceridad.

  —¿Tú crees que lastimarte es lo que quiero? La he cagado contigo. Más de una vez en la vida, necesito remediar lo que te he hecho Aubrey...déjame ayudarte con esto— se queda callado unos segundos antes de fruncir el ceño— ¿Él no lo sabe?

  Formo una fina línea con mis labios, ¿porque ha venido hasta acá? ¿para sacar fantasmas del pasado? — ¿Para qué has venido realmente Christian?

  —Ya te lo he dicho, quiero ayudarte.

  —¿Y cómo podías tu saber que ella estuvo aquí? —le miro...y no tengo que pensar demasiado, es cosa de sumar dos más dos, si esta aquí es porque ella ya lo ha buscado.

  —No sé cómo ha ido a dar con mi número, pero no me cuesta imaginar sus métodos, aun no respondes mi pregunta, ¿él lo sabe? — le miro comenzando a irritarme con sus preguntas, él se queda mirándome y sabe ya cuál es la respuesta— joder Aubrey...

  Siento llaves caer sobre la mesa de la cocina, Gunther está parado frente a la mesa, nos mira con cara de pocos amigos, el esta aquí.

  —Quita tus jodidas manos de mi chica— está molesto, jodidamente molesto, Christian aparta su mano de la mía, bajo la atenta mirada de Gunther.

  —Tranquilo Haider...solo venía a conversar con Aubrey ¿o ahora tampoco la dejas hablar? —

  —Parece que tus manos no entienden que no deben tocarla— el avanza hasta nosotros, su enfado está a flor de piel, me coloco frente al antes de que algo malo pueda ocurrir, porque sé que es muy posible.

  —¿Tan poco confías en tu chica? Vete con cuidado Gunther. — sonriente se aleja de nosotros, pero antes de salir da su última palabra— piénsalo por favor Aubrey.

  —Gunther...— intento hablarle antes de que comience a pensar cosas que no son. Pero mi sorpresa es otra, cuando sus manos toman mi rostro con fuerza y sin preámbulos estampa sus labios contra los míos, me reclama con posesión, sus manos bajan hasta mi cintura para acercarme a él, me separo unos segundos para mirarle, con las respiraciones agitadas le miro confundida— ¿esta… estas bien?

  —Quiero tu boca solo para hacerme olvidar lo jodidamente molesto que estoy ahora— no me da tiempo a responder, a pensar o siquiera hablar, tiene sus manos clavadas en mi cintura, y empujando sus caderas contra las mías, mi trasero golpea contra la encimera— le pedí a Kaspar que se encargara de Aiden unos minutos.

  —¿A Kaspar? Gunther! No.…necesito hablar, quiero. — sus labios sobre los mío impiden que pueda formar media palabra.

  —Por favor Aubrey. no quiero hablar—mis manos acarician su nuca, sus celos ganaban cada pelea, sé que tiene derecho a molestarse, por todas las cosas que han ocurrido con Christian, pero me cabrea que crea que puedo pensar en querer a alguien más. Tomando mi cintura me sube sobre la encimera y busca mis labios una vez más— Eres mía. —dice con la voz ronca.

  —Lo sabes...cariño— acaricio su cabello, pero tengo demasiadas cosas en la mente, demasiadas como para poder tener la atención en todo ahora mismo— cariño. no puedo.

  Gunther se detiene y me mira unos segundos—¿estas molesta? — me mira algo preocupado, pero aun cabreado— tienes que entender que es jodidamente difícil para mí, verte con alguien más, que alguien más que no sea yo te toque con esas intenciones Aubrey.

  —Pero sabes que a mí solo me interesas tu ¿necesitas más pruebas de eso? —

  —Confió en ti, no en el Aubrey, se la clase de tipo que es, y no entiendo porque demonios esta acá en nuestra casa, ¿qué tiene que hablar contigo aun? Esquer no lo entiendo.

  —Solo ha venido por Gabriel, su auto. — me detiene antes de que siga hablando.

  —Oh vamos Aubrey! no me cuentes esa mierda a mí— suspira cansado pasando las manos por su cabello— escucha nena, no quiero discutir, enserio estoy intentando no ser un imbécil las veinticuatro horas del día, pero por favor no me tientes—Asiento, no tengo demasiadas ganas de seguir discutiendo, y él lo nota, se acerca a mi tomando mi rostro y me mira fijamente— ¿Qué ocurre?

  —Estoy cansada, no es nada— sabe que estoy mintiendo tan bien como yo.

  —No deberían existir secretos entre tú y yo Aubrey... ¿Vas a decirme que ocurre? ¿as que el the ha dacha ago?

  Quiero decirle, quiero hacerlo, si tan solo las cosas fueran diferentes.