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Hey, Wendy

Hey, Wendy

Autor:Melanni Yulianna Sánchez Gómez

Terminado

Introducción
En persona la insultaba, molestaba, me la pasaba junto a ella para hacerle pasar un mal rato y le hacia la vida imposible a aquella niña nueva.En anónimo era su amigo, le hacia cumplidos, y le demostraba en letras todo lo que me daba vergüenza decirle; cuanto la quería.
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Capítulo

  Wendy nos tomó desprevenidos. Llegó a mitad de la clase, todos se quedaron un poco sorprendidos ya que el pelo de Wendy se dividía en 4 colores: verde, gris, morado y amarillo.

  Tomó asiento delante mío, me parecía chica rara, pero especial.

  A la hora de receso me quedé en el salón, tomé una hoja de mi cuaderno e intenté darle la bienvenida. No se la iba a dar en persona. Si escribía “buen día” quedaba muy formal, tal vez “Hey”, sí, eso está perfecto, tomé el bolígrafo y empecé a escribir.

  Hey, Wendy:

  Bienvenida al colegio.

  Por cierto… muy buen look.

  Luego doble la nota y se la deje encima de sus cuadernos. Ahí siempre se las dejaría.

  La nota pasada terminó en la basura, y vi como Wendy quedó un poco sorprendida.

  Al siguiente día tan pronto el salón se desocupó volví a tomar una hoja de mi cuaderno y escribí.

  Hey, Wendy:

  No botes mis notas, y nota que dije “notas” porque no me cansaré de enviarte notitas hasta que las leas.

  Hoy me senté a su lado, pero no fui capaz de hablarle, tal vez le pareció un poco raro, y por eso se fue.

  Luego llegué a casa escribí otra nota para dejársela en su puesto al siguiente día.

  Hey, Wendy:

  Gracias por leerla. Me parece que tu pelo es muy bonito, y original. Me pregunto si los colores tienen algún significado o solo te los pones porque te gusta.

  Hoy al entrar le dije que su ropa parecía de película, no me respondió.

  Volví a escribir.

  Hey, Wendy:

  Tu ropa es genial, me encanta como vistes.

  Hoy no me animé a decirle nada, no quería volver a decir nada que tal vez tomara mal, pero necesitaba saber qué pensaba de mí, aunque fuera un poco obvio, así que cuando todos estaban concentrados en el problema de matemáticas escribí:

  Hey, Wendy:

  ¿Notas que el idiota de Daniel siempre vive detrás de ti molestándote? Yo sí, aunque no diría que en realidad lo hace con malas intenciones, en fin, ¿cómo estás? ¿Cómo ha ido tu día? No botes las notitas, hay que reciclar.

  Estaba en la biblioteca y vi a Wendy sacar el libro El olvido que seremos, luego saqué el mismo, pasé la mayor parte de mi tarde leyéndolo, y lo disfruté mucho. Aunque no me hubiera hablado, se sentía como una recomendación de Wendy, y supe otra vez que me encantaban sus gustos.

  Hey, Wendy:

  Por favor no pienses que te espío, resulta que te vi con un libro en tus manos y me llamó la atención la bonita portada, lo empecé a leer y puedo decirte con seguridad que tienes un gusto muy bueno en libros, vaya.

  Te contaré un secreto. Nunca me había interesado tanto un libro. Hasta ahora.

  ¡Sonrió! No me lo soñé. Leyó la carta y sus hombros se movieron un poco como casi una risa. Intenté no ponerme a bailar ahí mismo y escribí:

  Hey, Wendy:

  Me contaron por ahí que sonríes leyendo mis notas.

  Me hace bien saber que te hacen feliz, y tomo eso como una disculpa por haberme robado tu lectura actual ¿verdad?

  Hoy Wendy estaba llorando, no sé muy bien qué pasó, ni tampoco pude acercarme a ella y preguntarle. Pero me entristece saber que estaba así y no tener respuestas de cómo ayudarla.

  Hey, Wendy:

  Lo que sea que te afecte, pasará, recuerda que nada malo dura para siempre, y que hay días peores que otros. Y si a veces el dolor es muy grande siempre puedes contar con tu familia o amigos para que te ayuden a sobrellevarlo. Espero verte bien pronto.

  Sin embargo, al siguiente día, Wendy seguía igual, triste, sombría. Pasé por su lado queriendo decirle algo, ¿tal vez algún chiste?, no fui capaz.

  Hey, Wendy:

  No estés triste, por favor... Te contaré un dato interesante, ¿sabías que las nutrias duermen con las manos juntas para no perderse? A mí me parece adorable, y me parece que es un claro ejemplo que necesitamos de los demás para no irnos o pasarlo mal.

  Tal vez porque acabas de llegar sientes que nada encaja aquí, yo he estado toda mi vida y siento lo mismo, pero con el tiempo te darás cuenta que no es tan malo, y que de vez en cuando, cosas buenas pasan… tú llegaste, por ejemplo.

  Eres tan genial.

  Bueno, tal vez fui muy obvio.

  A lo largo de la semana compré un montón de dulces y los metí a una caja, se los dejé debajo de su puesto para que no se dieran cuenta tanta gente y no molestaran, no sabría qué hacer si empezaban hablar de eso.

  Hey, Wendy: Siempre he dicho que los dulces son la solución a los días amargos, espero que, como yo, pienses lo mismo, o al menos estos dulces te hagan cambiar de parecer. ¡No comas tanto! O podrías enfermar, o darte dolor de cabeza.

  Te deseo lo mejor,

aunque ya lo puse en esta caja

  Cuando abrió la caja, me dieron muchas ganas de estornudar, de escapar.

  Wendy miró a todos los lados, y por alguna razón duró un poco más de tiempo mirándome a mí.

  Pero empezó a comer y se me olvidó que tenía miedo a ser descubierto.

  ¿Sería muy irrespetuoso si le pedía un chocolate?

  Hey, Wendy:

  Me arrepiento de no haber sacado de la caja ese chocolate gigante, tal vez te lo robe.